jueves, 29 de diciembre de 2011

Loncoño

¡Pero si el padre de esa familia es sobrino tercero del abuelo de mi prima segunda!
(Sustantivo. Del latín longus = lejos, largo y cognatus = pariente)

Pariente lejano cuya relación parental se convierte en casi simbólica.

Mis tatarabuelos, los hermanos de mis tatarabuelos y los hijos de esos hermanos conforman meandros generacionales cuyas descendencias apenas si podrían reconocerse como parientes. La hija de la sobrina tercera de mi padre es alguna especie de prima mía, pero lleva otro apellido y ninguno de sus familiares actuales tiene relación con alguno de los míos.  Alguna vez, cuando en un encuentro casual (la sala de espera del médico o la cola del supermercado), después de mucho hablar sobre otros temas, deducimos que el apellido de ella es el de la esposa de uno de los tíos de mi bisabuelo, podemos desandar la madeja generacional hasta encontrar nuestro pariente en común. Una vez que se halla este antepasado, alguno de los dos puede exclamar: ¡Somos parientes! Pero a ese parentesco le falta sustancia, porque no es posible darle nombre a esa relación, o en todo caso, si se pudiera, se la debe reforzar con rebuscados números ordinales: ¿Yo soy tu tío abuelo tercero? ¿Mi abuelo es el abuelo segundo de la tía abuela de tu madre? A veces, después de despistarnos entre los caminos generacionales, simplemente concluimos que tenemos "algún parentesco". En realidad no somos parientes: somos loncoños. Nada nos une, salvo un lejanísimo reguero de sangre común; alguno de los padres de nuestro bisabuelos crió a alguno de nuestros abuelos, y nada más que eso. A veces ese descubrimiento es suficiente para sentir que se descubrió una nueva familia, y los loncoños organizan asados y reuniones de fin de año juntos; se visitan para los cumpleaños y se piden dinero prestado como si de verdad fueran parientes.

Las personas frívolas se sienten importantes si descubren que un actor famoso es loncoño suyo. En esos casos, tratan de "acercar" generacionalmente a su famoso. Si Lorenzo Lamas es un tío tercero, ellas dirán que es un "tío" a secas. Por el contrario, si son parientes cercanas de alguien famoso pero despreciable, dirán que son loncoños. "Yo soy descendiente de Hitler, pero no directo. Parece que Hitler era el padre de uno de los tíos segundos de mi madre"

viernes, 23 de diciembre de 2011

Teroftonia

(Sustantivo. Del griego pterón = ala y fthonos = envidia)

Envidia de los animales que pueden volar. 

¿Por qué algunos seres tienen alas y otros están condenados a vagar por la superficie, sin posibilidad de contemplar el mundo desde una majestuosa altura? ¿Por qué los designios de la presión evolutiva nos constriñeron a desarrollar pulgares oponibles en lugar de plumas? ¿Por qué es tan inalcanzable una estrella como la copa de un árbol? ¿Por qué una caída desde las alturas nos mata irremisiblemente, sin que podamos aletear a último momento para evitar el crudo golpe en el piso?
Los niños sienten la teroftonia con mucha angustia. A veces mueven los brazos con frenesí, emulando a una paloma, pero sólo logran cansarse (y de ese modo se olvidan y juegan a otra cosa). Es posible que alguna vez un niño haya dado -por azar, y durante unos pocos segundos- con alguna técnica para planear en el aire.

Quizás, si aleteáramos muy seguido, le podríamos comunicar a nuestros genes el deseo de volar y dentro de treinta o cuarenta millones de años haya en la tierra una especie alada que cumpla con nuestros deseos. Desde luego, no hay garantía de que esa especie se parezca en lo más mínimo a nosotros, y eso quizás es una buena noticia.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Horizorexia

(Sustantivo. Del griego horizónta = línea del horizonte y oréxis = apetito, hambre)

Necesidad de un panorama amplio y espacioso donde poder mirar a lo lejos. 

Los habitantes de las grandes urbes suelen quejarse de la desaparición del horizonte por culpa de las construcciones apretadas. Apenas pueden vislumbrar un trozo recortado y aleatorio de cielo, porción que incluso está sujeta a ulteriores y caprichosos cercenamientos. El hombre urbano encuentra su mirada bloqueada por la solidez opaca, ortogonal y superpuesta del paisaje edilicio. Su vista nunca puede perderse a lo lejos: añora convertirse en un erémoro, alguien cuyos ojos jamás se posan en las inmediaciones mundanas. A partir de esa modesta imposibilidad (ver el horizonte a sus anchas), siente que su espíritu está aprisionado y sospecha que le ha sido obturada una posibilidad maravillosa de su propia naturaleza. El horizonte lejano y un paisaje monótono otorgan la sensación de infinitud y magnificencia. La disposición amontonada de paredones y torres, en cambio, despierta una ligera desesperación y un suave estado depresivo.

La horizorexia es pariente de la agororexia (Del griego ágora = espacio abierto) y de la eremorexia (Del griego erémos = desierto). La agororexia es la contrapartida exacta de la agorafobia. En cierto modo, el claustrofóbico es un agororéxico.

martes, 20 de diciembre de 2011

Erémoro

(Adjetivo. Del griego erémos = desierto y horáo = ver, mirar)

1. Quien tiene la vista perdida a lo lejos mientras mantiene una conversación. 

El erémoro esquiva  (o mas bien atraviesa) nuestros ojos y nuestro cuerpo con su mirada. Mientras nos habla, o mientras nos escucha hablar, su actitud es distante y frívola, como si ninguna instancia de ese intercambio verbal le pareciera interesante.

2. Quien se distrae con algo que está en el fondo de una escena cuando debería prestar atención a la figura central. 

El erémoro en esta segunda acepción lo es también en la primera. Se lo conoce como portador del "síndrome del ojo largo": el erémoro no está atento a lo que pasa aquí; está mirando una escena que transcurre un poco más lejos, a veinte metros, tratando de entender los ademanes de la pareja que discute en el fondo del salón, u observando con cuidado al hombre que parece estar robándose una cartera. A veces sus ojos se desvían para mirar de lejos un contenedor de basura o un sillón viejo que alguien tiró en la vereda. Otras veces sólo observa la pared con cierto temor, porque creyó ver una araña. En cualquiera de estos casos, el erémoro dispensa escasa atención a lo que le están diciendo o incluso a lo que él mismo dice. 

Puede especularse con un mal llamado eremoría, un agravamiento de los síntomas que dejan al erémoro en una total incapacidad para fijar la vista en lo cercano. El erémoro sólo puede prestar atención al horizonte o a los límites penumbrosos del cielo estrellado.

Los muertos con ojos abiertos suelen ser erémoros.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Cratocripto

(Sustantivo. Del griego krátos = poder y krýbo = esconder)

Poder desconocido que tienen los superhéroes. 

Nos enteramos de que Supermán puede volar, tiene una gran fuerza y una enorme capacidad sensorial. Estaríamos tentados a suponer que conocemos la lista completa de sus superpoderes, pero no es así: cada tanto, muy de vez en cuando, tira rayos por los ojos. Si la historia lo requiere, Supermán adquirirá aun más poderes ad hoc, de acuerdo a las necesidades narrativas: se convertirá en pez, atravesará mares de lava líquida, leerá el pensamiento, retrocederá en el tiempo, volverá a la vida una vez muerto; luchará no solo contra supervillanos y alienígenas, sino incluso contra espíritus o dioses. Así, parece que la cantidad de poderes es infinita o maleable según la circunstancia: cada uno de los nuevos e inesperados poderes que aparecen son nuevos cratocriptos.
Aun cuando Batman es un típico superhéroe que no tiene poderes propios, gracias a complicadas tecnologías puede desplegar poderes nuevos e impredecibles, y casi cada superacción es un cratocripto.
A veces ocurre que el propio superhéroe no conoce sus propios poderes, o debe hacer una larga práctica antes de adquirirlo. Es el caso del Avatar Ang, el último maestro aire, quien descubrirá el dominio de las fuerzas de la naturaleza a medida que aprende técnicas. En este caso, el cratocripto está incluido en la necesidad narrativa de la historia. 

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Entropendio

(Sustantivo. De entropía [Neologismo a partir del griego en = en + tropéin = dar vueltas] y del griego paixnídi = juego)

Juego que permite cada vez menos posibilidades a medida que se avanza en él.

La física nos ha dicho que el universo se dirige hacia un estado de desorden total, en el cual los intercambios de energía serán nulos. Se dice que nuestro universo tiene entropía creciente, dado que el desorden crece. Esto significa que los estados futuros serán muy diferentes, más pobres y más simples que los estados iniciales, ricos, diversos y complejos.
Muchos juegos inventados por el hombre no tienen en cuenta la entropía del universo, pero sus reglas generan nuevos tipos de entropía. El ajedrez es un entropendio, puesto que el estado inicial es muy rico y permite un sinfín de posibilidades, pero a medida que se avanza y las piezas se van eliminando, las posibilidades disminuyen de manera drástica y no existe una regla ulterior que permita reintroducir piezas.  Lo mismo ocurre con las damas.
El pool o billar tiene la misma característica: la cantidad de bolas es decreciente, hasta que el propio universo de esa partida se destruye cuando desaparece la última bola.
Existen otros juegos, en cambio, en los cuales la complejidad va en aumento y por lo tanto no son entropendios. Es el caso de los juegos de estrategia en tiempo real (en los cuales se agregan unidades en vez de quitarse: tanques, soldados, aviones) o aquellos juegos de naipes en los que se puede "barajar y dar de nuevo" una infinidad de veces, de manera que la entropía se contrarresta con un nuevo reparto de cartas

martes, 13 de diciembre de 2011

Mentener

(Verbo. Del latín mens = mente y tenere = sostener. Literalmente, "sostener con la mente")

Pensar en determinadas cosas para mantenerlas vivas. 

A veces deseamos recordar las reglas de un juego, los pasos para armar un mueble, los números de la clave para instalar un programa o las palabras de un maravilloso poema. Si queremos mantener frescos esos recuerdos debemos hacer un esfuerzo consciente por pensarlos y repasarlos. La propia frecuentación de los recuerdos le otorga fuerza y vivacidad a su contenido.
A veces deseamos que los muertos queridos estén con nosotros. Recordar con precisión sus gestos, sus palabras, el timbre de su voz y el olor de la ropa es una modestísima forma de mantenerlos vivos.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Zoolexia

(Sustantivo. Del griego zoón = animal y léksis = lenguaje)

Capacidad de habla de los animales.

Este término puede malinterpretarse con facilidad: no se refiere a la capacidad de comunicación propia de los animales, sino a la posibilidad de que un animal hable en un lenguaje humano.
Existen rebuscadas hipótesis según las cuales los animales hablan un idioma intraducible e inescrutable para la mente humana. Según estas hipótesis, nosotros no somos capaces de interpretar sus actos de habla ni siquiera como parte de un lenguaje. Pero ese lenguaje, dado que no puede proferirse en idioma humano, no sería un acto de zoolexia.
Tampoco podemos llamar "zoolexia" a las proferencias de los loros: imitar el sonido de la voz humana no es tener una capacidad de habla. Si supusiéramos (como algunos lo hacen) que en verdad los loros entienden lo que dicen, al menos desde un aspecto pragmático, sólo en ese caso podríamos decir que tienen zoolexia. 
El término se aplicaría con total propiedad si un pez, un pájaro, un insecto o un rinoceronte pudieran hablar un lenguaje perfectamente entendible en algún idioma.

Término relacionado: Zoodiaxismo.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Transitivesti

(Adjetivo y sustantivo. De transitivo y travesti, este último apócope de transvestista. Sustantivo: transitivestismo)

Persona que se transviste dos veces. 

El transvestista se viste con ropa del género opuesto al que por convención se le atribuye según su sexo; el transitivesti se vuelve a vestir con la ropa del género original y lo vive como una forma más rebuscada de trasvestirse.  
Si un hombre desea vestirse como mujer, y cuando está vestido como mujer desea vestirse como hombre, sus cambios de vestimenta podrían dejarlo vestido tal como estaba al principio. El transitivestismo puede generar resultados inoperantes e imperceptibles.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Geochauvinismo

(Sustantivo. De geo, prefijo que significa "Tierra" y chauvin, del apellido de Nicolás Chauvin, patriota francés de la era napoleónica)

Creencia según la cual los hechos ocurridos en la Tierra marcan el parámetro de lo que debe ocurrir en todos los planetas. 

El geochovinismo tiene una vertiente ingenua y otra un poco más sofisticada.
Según la vertiente ingenua, el hecho de que el cielo en la Tierra sea celeste durante el día, o que la superficie esté cubierta por agua salada, son pautas de que en otros planetas también debe ser así. El geochauvinista considera que aquellos planetas cuyo cielo luce de otro color, o cuyos mares no contienen agua sino sulfuro, son anómalos, o escasos. Así, al geochauvinista le parece que las características físicas de nuestro planeta son ejemplares. Este sentido de geochauvinismo es apenas atendible, teniendo en cuenta que se basa en un desconocimiento elemental de la estructura física de los planetas.
En la vertiente sofisticada, el geochauvinismo se expresa en términos biológicos: el geochauvinista cree que la vida extraterrestre podrá tener grandes diferencias con respecto a la vida terrestre; sin embargo supone que toda vida debe contener ADN. No se da cuenta de que la estructura desoxirribonucleica de la vida es sólo un modelo posible de replicación, casualmente el que se dio en la Tierra. Quien, además, supone que toda vida en el universo constará de seres individuales que se replican, se alimentan y mueren, ha caído víctima de un geochauvinismo. En todos estos casos, el geochauvinista estará entendiendo la palabra "vida" de acuerdo a los parámetros terrestres, y pretenderá proyectar esos parámetros a todo el universo.
Algo parecido podría ocurrir con la palabra "conciencia". ¿Es posible encontrar seres conscientes en otros planetas? Parece plausible, pero la definición de "conciencia" deberá adaptarse para que pueda aplicársele a seres de una naturaleza completamente diferente de la nuestra. Seres conscientes cuyos estados mentales difirieran ampliamente de los nuestros, serían conscientes en un sentido todavía inexplorado. La segunda acepción del término "Melanobio" da una idea de lo que se quiere decir aquí.

El geochauvinismo se produce cuando se utilizan ciertos términos fijando la referencia únicamente con los hechos que se dan en nuestro planeta. No se tiene en cuenta que esos términos podrían utilizarse aun cuando la referencia fuese radicalmente diferente de la usual.

Términos relacionados: Biogeomorfo, Ciberchovinismo

jueves, 1 de diciembre de 2011

Presoleto

(Adjetivo. Del latín pre = antes y solere = soler. Sustantivo: presolescencia)

Antónimo de obsoleto: Dícese del objeto, interfaz o implemento tan avanzado que no funciona.

Mientras la tecnología obsoleta ya no sirve porque deja de ser compatible con la tecnología actual, los artefactos presoletos son igualmente incompatibles, pero a causa de que todavía no se ha difundido la tecnología que los haga compatibles. Veamos un ejemplo rebuscado y luego uno más sencillo: Muchas computadoras portátiles tienen una salida VGA para conectarse a monitores y cañones reproductores. La salida VGA es la tecnología estándar. Pero otras computadoras sólo poseen salida HDMI en reemplazo de la VGA. Se supone que HDMI es "lo que se viene". Sin embargo, la mayoría de los cañones y monitores sólo soportan la salida VGA y no tienen la posibilidad de conectarse mediante la HDMI. Tal vez la próxima generación de monitores incorpore esta conexión, pero por ahora las computadoras que la poseen no tienen medio para conectarse con esos monitores: son presoletas y por lo tanto prácticamente inútiles.   
Un ejemplo sencillo: los procesadores de texto Word tienen versiones 2003, 2007 y 2010. Si alguien ya tuviera una versión 2012 se encontrará con que el texto escrito en esa versión no puede ser soportado por quienes tienen versiones anteriores. Su adelanto tecnológico lo obligará a elaborar documentos y mantenerlos aislados en su computadora, sin posibilidad de compartirlos (a menos, claro está, que guarde sus archivos en formatos de versiones anteriores, con lo cual se pierden las ventajas de poseer la última versión). Cuando se difunda el Word 2012, en ese entonces el adelanto tecnológico rendirá sus frutos.

Quienes presumen de comprarse "lo último" en tecnología, por lo general son víctimas de la presolescencia, y deben pagar pequeñas fortunas para compatibilizar sus artefactos.

martes, 29 de noviembre de 2011

Anangiómero

(Adjetivo y sustantivo. Del griego a = negación; angizzo = tocar y méra = parte) 

Dícese de la parte defectuosa de un sistema que no se desea examinar por temor a que ya no funcione. 

Cuando un sistema posee prodiasteria, es decir, cuando opera a pesar de evidentes signos de destrucción, a veces es mejor que no se lo intente arreglar. La computadora enciende aunque se quemó el ventilador, la placa de video está suelta en el interior del CPU y la memoria RAM fue orinada por un gato. Usted sabe que, si se le ocurriera mover o limpiar algo, quizás la máquina deje de funcionar para siempre.  Tal vez, si intenta limpiar la memoria RAM, de manera involuntaria contamine con orín la placa madre; si cambia el ventilador moverá la placa de video que está suelta y generará un coctel peligroso. Algunos sistemas se mantienen operativos precisamente porque no queremos arreglarlos: nuestra intervención sólo complicaría las cosas. Nuestro propio cuerpo es anangiómero en muchos sentidos: decidimos que la operación de juanetes o el arreglo de los dientes puede generar mayores problemas que este estado de dolor y mala masticación que padecemos.

Los anastolpios son típicos objetos anangiómeros.
La diferencia entre los anastolpios, los objetos con prodiasteria y los anangiómeros es que, en los dos primeros casos, los remiendos y arreglos son deseables y contribuyen a su (precario) funcionamiento. En cambio, en los anangiómeros la reparación pone en peligro la funcionalidad.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Encoleguizar (se)

(Verbo. De colega)

Considerarse colega de personas que saben más que uno, que tienen más experiencia o que poseen cargos de mayor jerarquía o de rangos diferentes.

Un alumno de profesorado rinde su última materia con un veterano profesor. Si en el momento en que aprueba ya se considera colega y par del docente, se dice que se encoleguizó. A pesar de que el título sea el mismo para ambos (uno lo obtuvo recién, y el otro treinta años antes) resulta chocante que el alumno recién examinado se ponga a la par del maestro o que, incluso, le hable como si fueran iguales. El encoleguizado cree que la similitud de título lo pone al mismo nivel que otra persona, y no duda en dar consejos o hacer comentarios cómplices: "Y, colega, vio usted lo poco que estudian los alumnos en este último tiempo"; "Yo le recomiendo que no  explique los teoremas en clase, colega; creo que usted es demasiado bueno".
En los ámbitos laborales hay encoleguización cuando existe asimetría jerárquica aunque el cargo posea un nombre similar: "El señor Conte es gerente general. Yo soy gerente del área Caramelos, así que somos colegas"; "Ella es presidenta de la nación, yo soy presidente de la subcomisión de la asociación colombófila; seguro que me va a escuchar porque somos colegas"

El término "encoleguizarse" tiene una cercanía semántica con "egreta". La diferencia es que el encoleguizado de hecho posee un título, mientras que el egreta se comporta como egresado cuando en realidad todavía no terminó su carrera.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Cumpleaños

EXONARIO CUMPLE CINCO AÑOS.

Mil trescientas palabras nuevas en el idioma español. 

Doscientas palabras hechas a partir de colaboraciones de lectores. 
 Hace cinco años publiqué la primera palabra de este blog: nosófobo

Dentro de poco, un libro. 


¡Salud!

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Taquinicia

(Sustantivo. Del griego taxús = veloz y niké = victoria. Adjetivo: taquinítico)

Capacidad de lograr una victoria en el inicio del juego.

El boxeador taquinítico abate a su oponente en los primeros segundos del primer round. El ajedrecista taquinítico ejecuta un jaque mate con unas pocas movidas iniciales (El mate pastor es un ejemplo de táctica taquinítica). En el Mortal Kombat, Sub Zero derrota a Reptile con taquinicia con dos combos y un uppercut apenas iniciada la lucha.
La taquinicia se vale de un ataque sorpresivo y audaz en el instante en que el oponente apenas está elaborando sus estrategias. Si ese ataque falla y la victoria no se concreta, es posible que el oponente pueda recobrarse y ganar una ventaja decisiva.
En algunos juegos se realiza un pacto de no agresión por algún tiempo (táctica conocida como "no rush", es decir: "no arrasar de entrada") para que ambas partes puedan desplegar sus estrategias sin desgastarse repeliendo ataques repentinos, virulentos y sin cuartel.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Crepundiar

(Verbo intransitivo. Del latín crepundia = sonajero. Adjetivo: crepundioso o crepundoso)

Golpear arrítmicamente con los dedos una superficie sólida. 

Las personas ansiosas crepundian haciendo una "escalerita" sonora con sus dedos sobre el escritorio o la pared, como si estuvieran tocando un piano invisible que sólo hace un único molesto sonido. El crepundiar no tiene una intención semántica; es un efecto de descarga ante la ansiedad de una espera. Si ese mismo sonido se realiza para seguir el ritmo de una canción, ya no es un crepundiar: para que lo sea, es necesario que los golpecitos sean cortados, toscos, penetrantes y persistentes. Quienes escuchan al crepundoso comienzan a tener el mismo estado de crispación que él.
Puede denominarse crepundiar, también, al golpeteo que se hace con un objeto de uso manual, como un bolígrafo o una llave.
Se suele crepundiar cuando se está en una sala de espera durante mucho tiempo: cualquier situación en la que uno debe mantenerse quieto, tranquilo, inerte y sin tomar decisiones es buena para crepundiar.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Cronoquiasma

(Sustantivo. Del griego chrónos = tiempo y xiásma = cruce en forma de x)

Cruce de dos vectores temporales paralelos. 

Existe una teoría pedestre acerca de los mundos paralelos: hay infinitos universos que transcurren en paralelo con el nuestro. Si los universos son cercanos, las diferencias entre ellos y el nuestro son mínimas. A medida que pensamos en un universo más alejado, las diferencias se van haciendo más notorias. Hasta donde conjeturamos, no se han presentado cruces entre estos universos paralelos.

Pero imagine que usted es lanzado a un mundo paralelo en el que (supongamos) el cielo es verde. Dialoga con sus conocidos y descubre que ellos se comportan de modo familiar, con la única diferencia de que ellos afirman que el cielo siempre fue verde. Usted se ha cruzado a un mundo paralelo cercano. Pero si a su vez, el habitante original de ese mundo-de-cielo-verde fue a parar al mundo que antes era de usted (al "mundo-de-cielo-azul"), se han dado dos cruces entre un tiempo paralelo y se ha generado un cronoquiasma. La persona del "mundo de cielo verde" ahora vive en el "mundo de cielo azul". Ambos (el usted del mundo de cielo azul y el usted del mundo de cielo verde) se han cruzado en sus respectivos mundos paralelos y ahora no les queda más remedio que vivir en esos respectivos nuevos mundos.
Es esperable que un nuevo cronoquiasma los restaure a sus mundos originales, pero eso es improbable: hay tantos mundos paralelos que quizás un nuevo cruce temporal sólo los envíe a mundos cada vez más lejanos.
Existe una noción de cronoquiasma aun más compleja: una misma persona se desdobla en dos o tres mundos paralelos, como si su yo se subdividiera para existir en simultáneo en varios mundos paralelos a la vez. Esta noción trae complicaciones metafísicas: ¿qué diferencia a un yo-desdoblado-de-mí- mismo y a un yo de un mundo paralelo que no es producto de un desdoble? La pregunta es casi imposible de formular y en rigor está conectada con el problema de la identidad a través de mundos posibles: El Jorge Mux de un mundo paralelo, ¿soy yo? ¿O es otro Jorge Mux? ¿Qué cuenta como criterio de identidad interuniversal? ¿Cuántos de los Jorges Muxes de mundos paralelos son yo, y cuántos no son yo? ¿En cuántos mundos paralelos Jorge Mux no es un ser humano, sino una cafetera?

(La palabra "mundo" no significa "planeta"; en el sentido aquí usado es sinónima de "universo")

martes, 8 de noviembre de 2011

Equipendio

(Sustantivo. Del latín aequus = igual y pendere = colgar)

Punto de equilibrio entre la subestimación y la sobreestimación. 

¿Cómo sé si la charla que di frente a alumnos ingresantes fue clara e inteligible? ¿Cómo sé si no resultó demasiado infantil, muy repetitiva o incluso ofensivamente básica; o si mas bien fue inextricable, carente de ejemplos, exigente o para especialistas? ¿Les hablo acerca de cómo se acota el error relativo de un sistema de ecuaciones no lineales resuelto por el método de Newton Rawson, o mas bien les explico que dos mas dos es cuatro?

Estas y otras situaciones nos demandan que sopesemos con precisión nuestras acciones, pues cualquier corrimiento de ese punto de equilibrio produce una situación socialmente negativa. Cada escenario exige un equipendio diferente, de acuerdo a las personas con las que nos relacionemos. No hay manera de determinar de antemano el punto de equilibrio y muchas veces, en rigor, tampoco puede determinarse a posteriori.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Mecanocosmia

(Sustantivo. Del griego eu = bueno; mechané = máquina y cósmos = orden. También puede usarse: eumecanocosmia. Adjetivo: mecanocósmico)

Sensación agradable que produce observar a una máquina funcionando correctamente. 

Un automóvil que se desplaza en silencio, sin chirridos ni frenazos bruscos; los engranajes de un reloj vistos al desnudo, cuyas ruedas, áncoras y resortes se mueven de manera cadenciosa y en equilibrio; un secarropas que gira sin desbalancearse ni golpetear. Da placer observar esos procesos puramente mecánicos que se desarrollan en armonía, de forma ordenada, sin quejas, rechinares o resistencias. La mayoría de los artefactos nuevos son mecanocósmicos. A medida que el objeto va envejeciendo, puede pasar por diversos anastolpios hasta volverse ergonófago; puede sufrir mecanomas y prodiasteria, hasta convertirse en un mecanismo coprokinético y volverse, finalmente, un ronodetro.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Ibuprofeta / Ibuprofecía

(De ibuprofeno y profeta / profecía)

Ibuprofeta: Adjetivo.

1. Dícese de quien adquiere habilidades proféticas tras ingerir una medicación leve. 

2. Dícese de quien adquiere una habilidad profética poco predictiva y de corto alcance, presuntamente producto de una medicación mal administrada. El ibuprofeta tiene clarividencias como las siguientes: "Esta tarde te tropezarás con una piedra y en verdad os digo, no te caerás pero te asustarás un poquito"; "Veo venir en tu futuro que irás al kiosco a comprarte un alfajor"; "Siento en mi alma que pronto tu destino cambiará e irás al baño a orinar". Quienes rodean al ibuprofeta lamentan que ese especial estado de vaticinador se malgaste en predicciones tan poco sustanciosas.


Ibuprofecía: Sustantivo. Estado místico profético inducido por un medicamento casi inocuo.

En rigor, un ibuprofeta puede entrar en ibuprofecía casi con cualquier estimulante: un café, un mate, un plato de fideos o la propia dopamina de su cerebro.

jueves, 27 de octubre de 2011

Demenficio

(Sustantivo. Del latín de = sobre, con matiz de movimiento descendente; mens = mente y factum = hecho)

Falacia que consiste en calificar una acción según las intenciones o el estado mental de quien las efectúa. 

Dado que la definición es un tanto compleja, la ilustraremos con ejemplos.
De las personas sólo tenemos sus palabras y sus hechos; los estados mentales ajenos (y muchas veces incluso los propios) nos resultan inescrutables. Si Juan dona todos los días, espontánea y puntualmente una caja de alimentos a un comedor, podemos calificar la acción como buena. Sin embargo, cometeremos la falacia del demenficio si decimos: "Juan no tiene buenas intenciones; por lo tanto, esta acción no es sincera y es una mala acción. Que Juan lleve alimento a los pobres es siempre malo". Como puede apreciarse en este ejemplo, la (supuesta) calidad ética de las intenciones del individuo que realiza la acción se convierte en la base para juzgar la acción. De ese modo, una misma acción podrá ser buena o mala, según la (supuesta) bondad o maldad de las intenciones del agente. Este modo de evaluar las conductas humanas soslaya el hecho de que, independientemente de las intenciones, hay hechos que de por sí son positivos o negativos; supone que una persona a quien a priori juzgamos como mala o interesada, jamás hará una acción buena o desintersada: aun si la hiciera, habrá de tener algún interés oculto. Si se juzga a priori una imposibilidad, no existirá ningún hecho que la contradiga, pues aun las acciones buenas serán interpretadas como emanadas de una mente perversa y malintencionada.
 
En política es muy común la aplicación de esta falacia. Se escuchan afirmaciones como esta:
-"La ley del matrimonio igualitario no es buena, porque todo lo que ha hecho la presidenta fue para obtener más poder y más dinero"
- "La política de derechos humanos es una pantalla; se han juzgado y encarcelado a genocidas de la dictadura, pero la intención de este gobierno es puramente pragmática y por lo tanto no nace de una convicción profunda"
- "Aun cuando algunas medidas favorecen a las personas de clases bajas, el gobierno tiene la intención de perjudicarlas a través de esas mismas medidas. Si bien apoyamos que se que les otorgue subsidios, esos subsidios no se dan por el bien de ellos, sino por el bien de quien los otorga"

Las acciones humanas pueden tener objetivos sumamente complejos y tortuosos. Eso, sin embargo, no le quita eficacia al producto de la acción. Si una medida malintencionada tiene resultados ampliamente positivos que se difunden a través de diversos estratos sociales y a través del tiempo, la mala intención de quien propone esa medida queda diluida; es un fenómeno mental inoperante encerrado dentro de una subjetividad subyugada por el alcance de sus actos.

Dos personas que hicieran exactamente lo mismo deberían ser juzgadas, según esta falacia, no por sus acciones sino por su (supuesta) vida mental e intenciones: "Marta y Josefina atienden al público con una dedicación increíble. Todos los clientes se van satisfechos. Sin embargo, Marta lo hace porque quiere ganar dinero para mantener a su familia; su acción no es genuina y por lo tanto es despreciable. Josefina, en cambio, es un amor; ella no se preocupa por el dinero y aun así atiende de maravillas. De hecho no le pagamos, ¡y vieras con qué entusiasmo viene igual a trabajar!"

Esta falacia se utiliza para achacarle a otro una vida mental puramente plana y lineal. "Juan hizo X porque, como siempre, sólo piensa en sexo". Si se explica la vida mental de Juan a través de un único objetivo común a todas sus acciones, es seguro que se está dando una imagen caricaturesca y empobrecida de sus propias conductas internas. De un sujeto que sólo piensa en un único objetivo (el sexo, las vacaciones, el descanso, el dinero) es fácil concluir que sus acciones son egoístas o malvadas. El problema con esta clase de interpretaciones es que, excepto en las malas telenovelas, las personas suelen tener una vida mental rica y llena de intereses diversos. Ocasionalmente, uno de esos intereses es el de realizar una buena acción sin obtener recompensa ni reconocimiento.  

miércoles, 26 de octubre de 2011

Porontología

(Sustantivo. Del griego póros = espacio vacío; ontós = ser y lógos = estudio)

Estudio filosófico de lo no existente. 

La porontología es una rama de la ontología. Mientras esta última estudia las determinaciones del ser, la primera estudiaría aquello que no tiene propiedades de ningún tipo y que en rigor no puede ser estudiado. Sus ramas son la cenología (estudio del vacío; del griego kénon = vacío), la anoumenología (estudio de lo que no se puede pensar, del griego noumenós = ente pensable), la ulogía (el estudio del no; del griego ou = no) y la acronotopología (estudio de lo que no puede acontecer en tiempo ni en espacio; del griego chrónos = tiempo y tópos = espacio). La herramienta principal de estos estudios es el alogigrama (un gráfico de símbolos que no pueden expresarse, que están ausentes en el gráfico y que por lo tanto no conforman un gráfico sino su ausencia; del griego a = negación; lógos = estudio, habla y grámma = esquema).

Si la ontología ha sido considerada una falsa disciplina, un estudio imposible de entidades inexistentes, una monumental pérdida de tiempo pergeñada por personas que no poseen auténticos problemas vitales, la porontología es la exacerbación de estas características. Sus cultivadores, cuando pueden dejar de lado la concentración en los problemas porontológicos y se atreven a utilizar el lenguaje para comunicar sus conclusiones, dicen abiertamente al mundo: "He estado pensando en nada"

lunes, 24 de octubre de 2011

Calarratas

(Adjetivo. De calar y ratas. También puede utilizarse catarratas)

Dícese de quien presume de una especial capacidad para detectar a personas estafadoras o nocivas. 

El calarratas a veces se justifica en una vaga corazonada o en su intuición, a la que califica de "infalible" para esos casos. "El tipo tiene los dientes separados y se ríe con la cabeza hacia atrás, como si estuviera tomándote el pelo. Seguro que te quiere cagar, cuidado". "A mí la intuición no me falla: si Andrés me cae mal, es porque hizo algo malo o porque lo está pensando. No me equivoco nunca". Admirador de la frase "La primera impresión es la que cuenta", el calarratas advierte a los demás de su impresión negativa y no admite ulteriores rectificaciones. Cree que su intuitiva reacción de rechazo es suficiente para concluir que alguien tiene una naturaleza maligna o perversa.
La mayoría de las veces el calarratas es un vulgar prejuicioso: considera malvado a todo aquel que se presente despeinado, con sudor, en actitud nerviosa y con dicción poco clara. La ausencia de "buena presencia" es un indicio suficiente para advertir acerca de la posible consecución de un delito.

jueves, 20 de octubre de 2011

Pornereticia

(Sustantivo. Del griego porné = prostituta; ne = no y erethizo = excitar, estimular) 

Tipo de pornografía que no pretende la excitación sexual.

Parece un contrasentido, puesto que el objetivo principal de la pornografía suele ser la exaltación del deseo sexual. Las recreaciones inverosímiles suelen explicitar ciertas fantasías recurrentes y pedestres: la mucama que desea complacer al hijo adolescente de sus empleadores; el técnico electricista musculoso que va a arreglar un desperfecto en el televisor al departamento donde dos jóvenes solteras lo reciben en paños menores o la alumna que es capaz de comerciar sexo por buenas notas. En todos estos casos, la dramatización es burda y sin profundidad, y desemboca sin muchas vueltas en una orgía sexual prolongada e incontenible.
Sin embargo, existen videos y películas que se focalizan en el humor o el morbo: aun cuando muestran sexo o desnudos, su objetivo (a veces involuntario) es mas bien divertir o escandalizar o, en todo caso, proponer una secuencia narrativa en la cual la excitación pasa a segundo plano. Ocurre cuando una pareja se ríe por un chiste mientras tiene sexo, o cuando uno de los protagonistas tiene una deformidad que la cámara resalta repetidas veces (en desmedro del acto sexual en sí), o, incluso, cuando la pareja mira a la cámara y hace gestos cómplices al público en lugar de mostrar su goce. En todos estos casos, la consecuencia es un inmediato descenso del deseo sexual; queda en evidencia que para los actores (y para el camarógrafo) ese acto de pareja es apenas una pose, una especie de rutina actoral aprendida e ipso facto contribuyen a disminuir el clima orgásmico.  

lunes, 17 de octubre de 2011

Ensocratilar

(Verbo intransitivo. De Sócrates y Cratilo, participantes del diálogo "Cratilo o Acerca de la precisión de los nombres"  de Platón, en el cual Sócrates especula sin fundamento acerca de etimologías de palabras griegas)

Aventurar sin certezas la etimología de un término basándose sólo en semejanzas fonéticas.

A veces nos parece que el origen de una palabra es transparente, y nos vanagloriamos de encontrar valiosas conexiones etimológicas. "Indigente" parece provenir de "in" y "digerere", y tiene sentido, porque el "indigente" es, en nuestra especulación, "el que no digiere", presuntamente porque no tiene comida.  Lo mismo ocurre con la palabra "adolescente": parece que el adolescente es "el que adolece", el que carece de la madurez necesaria. En ambos casos habremos cometido serios errores; "indigente" proviene de "indigeo" que significa "estar necesitado"; y "adolescente" es el participio de presente del verbo "adolesco", que significa "crecer".
El término "ensocratilar", sin embargo, cobra su sentido cuando la supuesta etimología se vuelve demasiado fantasiosa, rebuscada e inverosímil. Por ejemplo: "Hedonista: que tiene mal olor -hiede-"; "Corroborar: de correr, robar y borrar"; "Pantalón: del griego pas = todo y talón: el pantalón es lo que cubre todo el talón")

Estas aventuras erróneas son siempre una tentación; pueden ser hasta cierto punto disculpables en un latinista amateur pero no en profesionales, y mucho menos en especialistas del lenguaje. Es deseable que un científico conozca el origen de los términos relacionados más directamente con su profesión pero, si no los conoce, resulta bochornoso que se ponga a ensocratilar sobre la marcha: "Voy a hablar de los átomos. Átomo: del latín 'ato', que significa 'atar', y 'tomo', 'tomar'. O sea, un átomo es lo que se ata con un tomo".

viernes, 14 de octubre de 2011

Bulamnesis

(Sustantivo. Del griego boulé = voluntad; a = negación y mnéme = memoria)

Olvido voluntario.

Existen dos situaciones para las cuales la actividad consciente es inútil e incluso perjudicial: el sueño y el olvido. Piense con toda su atención en dormirse ahora mismo u olvidar el nombre de un pariente muy cercano: cuanto más esfuerzo consciente invierta en ello, más lejos estará de alcanzar su objetivo. El olvido voluntario tiende a malograrse por la conciencia del objeto que se pretende olvidar.
Sin embargo, si usted desarrolla una técnica eficaz para olvidar lo que desea (y no otra cosa, y no de manera aleatoria), habrá alcanzado la bulamnesis. El olvido voluntario es muy útil cuando se ve por segunda vez una película, se lee por segunda vez un libro o se escucha un mismo chiste una y otra vez: desearíamos olvidar el desenlace y la trama, para sorprendernos una vez más. Olvidar a la persona amada para enamorarse (o decepcionarse) cada vez que aparece es, también, una experiencia interesante.

Aunque existen estudios acerca del olvido voluntario, este fenómeno parece confundirse con el del olvido selectivo. Mientras un olvido voluntario obedece a la decisión consciente de olvidar algo, el olvido selectivo puede operar de manera inconsciente, aun contra la voluntad del olvidador.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Estenofrenia

(Sustantivo. Del griego sténos = fuerza y froné = mente)

Sensación de que se está haciendo "fuerza" con la mente para que ocurra algo.

Intente doblar una cuchara con la mente. Concéntrese en ella y mírela fijo durante dos o tres minutos. Es probable que con el correr de los segundos comience a contraer los músculos de su cabeza; quizás abra mucho los ojos, diga mentalmente algunas palabras (algo así como "movete", "doblate", "yo puedo" o similares), contraiga el esfínter o parpadeé varias veces. Todo ese esfuerzo probadamente inútil es la estenofrenia. Si la cuchara no se dobla, nos dirán que no nos concentramos lo suficiente, que no pudimos focalizar la "energía mental" o que todavía no ascendimos al nivel del aura violeta de la era de acuario. Sin embargo, la estenofrenia no es más que una proyección intencional desviada: hacemos como si ciertos objetos (una cuchara, por ejemplo) fueran parte de nuestro cuerpo y pretendemos moverlos tal como moveríamos los brazos. Pero la cuchara se mantiene muda, inmóvil e indomable, lejos del poder de nuestras fuerzas psíquicas.
Desde luego, aplicamos muchas veces este ritual y no sólo con intenciones paranormales. Sentimos la misma tensión cuando el delantero lleva la pelota y parece que va a marcar un gol: predecimos la trayectoria de sus pies; nos parece que nuestra tensión mental lo provee de energía para patear al arco sin error. Nos creemos que, por un momento, somos sus movimientos. Un instante después nos vemos defraudados cuando yerra el tiro o demora el momento de patear: ¡Por qué no hizo nuestra voluntad! ¡Por qué no siguió las órdenes que le di a su cuerpo!
También ocurre cuando vemos a un perro que cruza la calle entre muchos automóviles. Aparece la estenofrenia mientras lo miramos esquivar malamente los coches. Pretendemos añadirle nuestra capacidad para mirar a los costados; en silencio le pedimos que retroceda hasta que cambie el semáforo: ¡Parece tan sencillo!, ¡si tan solo el perro pudiera escuchar nuestra advertencia mental y esperar unos segundos a que pase esa camioneta! Cuando el perro es arrollado advertimos una vez más que no tenemos el menor poder mental sobre los sucesos del universo.

Si la cuchara se dobla, el jugador patea en el momento en que le indicamos y el perro retrocede y si, en los tres casos, corroboramos que los sucesos ocurrieron por nuestra voluntad, en rigor no podemos hablar de estenofrenia: para que el término tenga aplicación, el esfuerzo debe ser inútil. Cualquier éxito probado en la "transmisión de voluntad a distancia" a un objeto, persona o ser, ya pasa al historial paranormal y sin duda merece otro nombre.

Estenofrenia es también la fuerza que hace una persona afectada de algún tipo de parálisis cuando intenta mover alguna parte de su cuerpo que no puede responderle.

martes, 11 de octubre de 2011

Mirinvenio

(Sustantivo. Del latín miraculum = milagro e invenio = descubrir, encontrar. Adjetivo: mirinvénico)

Tendencia a encontrar milagros donde sólo hay probabilidad.

Un milagro es un hecho puntual que contraviene a leyes físicas bien establecidas. El milagro es, por ello, una suspensión del curso natural de las cosas y la irrupción de un suceso nomológicamente imposible. Contarían como milagros la resurrección de una persona después de haber estado muerta durante mucho tiempo, la reconstrucción espontánea e inmediata de un edificio destruido o la aparición ex nihilo de un plato de comida frente a los ojos de un hambriento. Los ejemplos aducidos, sin embargo, pueden ser engañosos. Una sociedad que desconoce la electricidad puede creer que las bombillas se encienden por milagro. Alguien que desconociera una novedosa técnica de reconstrucción de edificios podría pensar que el inmueble se levantó de manera espontánea. En este aspecto, sigue vigente una de las leyes de Arthur Clarke: una tecnología perfectamente avanzada no puede distinguirse de la magia.  ¿Cómo sabemos si la resurrección de una persona obedece a un designio milagroso, o a la aplicación de una ciencia extraterrestre sumamente avanzada y desconocida?

Debe quedar claro, de todos modos, que los milagros requieren de una suspensión de las leyes de la naturaleza. Si quedan resquicios de probabilidad para que un determinado hecho ocurra, entonces no se trató de un milagro. Sin embargo, hay una enorme tendencia a creer que ciertos hechos altamente improbables (y a veces no tan "altamente") son, lisa y llanamente, milagros. Curarse de una enfermedad, conseguir empleo, comprar una casa a buen precio, presenciar una estrella fugaz, tener un hijo sano o encontrar el gusto de helado que queríamos no son milagros; sin embargo a veces se nos pide que aceptemos cada cosa buena que nos ocurre como si fuese una dádiva divina especial; como si Dios hubiese hecho una excepción con nuestro caso: "¿No es un milagro que hayas vuelto a encontrar en la calle el aro de plata que habías perdido?", nos preguntan las tías solteronas mirinvénicas. Por lo general, quien padece de mirinvenio no está dispuesto a escuchar los argumentos probabilistas, y suele tratarse de personas que tienen escaso o nulo conocimiento de los detalles de la supuesta noticia milagrosa.

Es interesante observar que la mayoría de los hechos que se suelen considerar milagrosos tienen que ver con la salud de las personas: Juan estaba muy enfermo, los médicos diagnosticaron un mes de vida y sin embargo se curó. He ahí un milagro. Sin embargo, si uno escarba en la historia real del suceso, resultó ser que sólo uno de los diez médicos vistos dio un pronóstico negativo; o incluso sólo se dijo que la muerte era una posibilidad a enfrentar que no tenía por qué darse. Desde luego, una vez que la persona está curada, el mirinvénico cuenta la historia de la manera más pintoresca que se le ocurre.

viernes, 7 de octubre de 2011

Maleplácito

(Sustantivo. Del latín male = mal y placitus = deseado, querido)

Si el beneplácito es, según la real academia, una aprobación o permiso, el maleplácito habrá de ser lo contrario. Sin embargo, existe una interpretación menos literal de este término.
El maleplácito es una concesión que se realiza con mala intención o en los límites de lo deseado.
Un miembro de jurado que firma la aprobación de un examen aunque no está convencido de las aptitudes del examinado, se puede decir que ha firmado con maleplácito. Literalmente, no ha "deseado mal" a su examinado, pero íntimamente no puede dar fe de aquello que aprueba en los papeles. Su firma no avala su verdadera voluntad. Esta disparidad entre el juicio y la acción efectiva es el maleplácito.
Lo mismo ocurriría con alguien que se casara sin desearlo o, incluso, con la firme voluntad de perjudicar a su pareja.

Hay una diferencia entre el maleplácito y la disconformidad. Es costumbre que, en algunos casos, quien firma agregue explícitamente la cláusula "firmo en disconformidad". Quien realiza un maleplácito nunca desea explicitar su disconformidad, y en el fondo no puede decirse que esté disconforme porque su aval implica necesariamente una conformidad. Este caso, maleplácito es sinónimo de "de mala gana". En cambio, si tomamos la acepción según la cual la concesión se realiza sólo para perjudicar a quien se le otorga tal concesión, ahí no hay disconformidad sino mala intención.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Imbestiagar

(Verbo transitivo. De investigar y bestia. Adjetivo: imbestiagador)

1. Investigar algo de manera apresurada.

2. Considerar como suficiente el saber obtenido en los dos primeros párrafos o la contratapa de un libro. "El resto del libro es el desarrollo de esos dos párrafos", dice el imbestiagador, autoeximiéndose de leerlo completo.

3. Dar por cierto el primer resultado en Google que confirme una hipótesis dudosa. En las discusiones acaloradas, suele ocurrir que alguien termine aceptando una posición difícil de sostener, y que para ello recurra al dudoso expediente de "leí artículos en internet que hablan de esto". Por ejemplo, si usted -por esos azares de la discusión- se ve obligado a sostener que "los franceses sordos cometen incesto", encontrará algunos resultados que pueden servirle como punto de apoyo a ese disparate. Haga la prueba.

4. Sacar conclusiones rápidas y apresuradas a partir de un único hecho dudoso del que no se ha hecho una investigación suficiente. Los periodistas se especializan en este tipo de imbestiagación: "Miren cómo explotaron esas casas. Seguro que cayó un meteorito, no hay la menor duda"

5. Buscar de manera sistemática información para avalar los propios prejuicios de clase. "Los pobres, los negros y los bolivianos son más propensos a la pederastia, al robo y al alcohol. Después de buscar durante muchas décadas, encontré finalmente dos capítulos de libros que avalan mi posición"

6. Sentirse experto sobre algún tema por haberlo leído en Wikipedia.

7. Acceder a manuales básicos en los que se explica sin profundidad y con ejemplos cotidianos una multitud de hechos complejos sólo asequibles a quienes conocen mucha matemática y física. "Por fin entendí la mecánica cuántica. Resulta que es como un montón de tuerquitas que van de acá para allá y así van creando las cosas en el universo". Es sumamente ilustrativo (y gracioso) el texto de Esteban Podeti al respecto de esta clase de imbestiagación.

8. Pretender acceso a un saber complejo a partir de una metodología errática, torpe y poco sistemática, como hacer un doctorado en química en los momentos libres que permitan la borrachera, las fiestas y el baile hula hula; o pretender dividir una célula con un hacha.

martes, 4 de octubre de 2011

Misonusergia

(Sustantivo. Del griego misos = odio, nous = mente y ergon = trabajo. Adjetivo: misonusérgico)

Desprecio por el trabajo intelectual.

Quienes se dedican a tareas que implican lectura de libros, redacción de textos, investigación científica, creación artística y docencia se enfrentan muchas veces con el juicio de los otros, para quienes esas actividades no significan un trabajo. "No vayas a la escuela hoy, parece que hay picos y palas. No sea cosa que te pongan a trabajar", dice un cínico misonusérgico. Según su hipótesis, si no se puede visualizar un producto material, sólido, inmediato y ostensible, no se estuvo trabajando. Horas de escritura frente a una computadora son un simple pasatiempo; no se puede comparar con la labor de un cocinero o un albañil: un plato de comida o una pared califican mejor como productos del esfuerzo laboral que el ordenamiento de unos pocos bits en un software, o la dudosa adquisición de conocimiento mediante un libro. "¿Estás cansado? ¿De qué? Si te pasaste el día frente a la computadora. ¡En cambio yo, trabajé todo el día embotellando soda en la distribuidora!", se queja un misonusérgico, creyendo que nadie puede cansarse por estar pensando o tipiando durante horas. Es famosa la misonusergia de un ministro de economía quien, ante el reclamo salarial de los científicos de su país, respondió: "vayan a lavar los platos", dando a entender que las tareas domésticas son un trabajo mucho más legítimo y meritorio que la investigación.
No debe confundirse la misonusergia con la crítica a la impostura intelectual. Existen muchos esnobs intelectuales, que fingen apego a ciertas actividades intelectuales con el solo propósito de escapar de tareas más comprometidas, o simplemente para impostar interés por el arte y la ciencia. Por culpa de ellos a veces el trabajo intelectual tiene muy mala fama.  Es muy difícil trazar la línea entre quienes realizan un trabajo intelectual auténtico y quienes lo hacen sólo por esnobismo.
Sin embargo no es necesario el esnobismo para desatar la misonusergia. Hay personas que se de dedican a investigar la aparición del término "ananke" en la poesía ditirámbica griega durante el siglo VI antes de Cristo o el cambio de pensamiento de Wittgenstein entre los años 1929 - 1936 en lo que respecta a la configuración lógica del mundo, o la tristeza que sintió el dios Urano al descubrir que uno de sus hijos lo iba a destronar. Quienes escuchan estas investigaciones pueden preguntarse: "¿Y para qué demonios sirve estudiar eso?". Es verdad que un trabajo intelectual demasiado puntual, específico y cuyo objeto es una palabra antigua, un proceso mental de alguien que murió hace décadas o las emociones de un dios de un panteón mitológico parecen absurdas y poco auténticas comparadas con otras investigaciones más abarcativas y de mayor significación social. Pero eso no las convierte en ilegítimas si se las practica con seriedad y entusiasmo.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Unimurio

(Adjetivo. Del latín unus = uno y mus = ratón)

Juego de computadora para el cual sólo es necesario usar uno de los botones del ratón.

El término parecer referirse a algo demasiado puntual. Sin embargo no lo es, y los amantes de los videojuegos entenderán esta distinción.
Hay una gama de juegos con gran complejidad lógica que requieren de una multitud de destrezas mnemotécnicas para la ejecución de todas sus funciones. En esos juegos es necesario conocer las combinaciones de teclas y las diversas funciones del botón derecho y del izquierdo del ratón. El desconocimiento de una función o la poca velocidad para realizar la combinación adecuada en el momento exacto redunda en un bajo rendimiento a la hora de jugar. Entre las destrezas requeridas para una óptima performance está, entonces, la rapidez y solvencia para apretar determinados conjuntos de teclas y botones.
En cambio, en los juegos unimurios, todas las funciones están centradas en el movimiento del ratón y la pulsación de una única tecla: el botón izquierdo del ratón. Estos juegos no necesariamente deben ser más simples que los anteriores, pero la interfaz deja de ser un serio problema de aprendizaje y memoria, pues basta con saber cuándo presionar el único botón posible para que se pueda jugar de manera óptima.

(En la imagen, el Gemcraft Tower Defense, uno de los mejores juegos unimurios)

Nota: en rigor la etimología es incorrecta, porque en lugar de hacer referencia al mus -ratón- debería referirse al botón de tal ratón. Lo importante no es la unicidad del ratón, sino del botón. Pero no he encontrado una etimología convincente ni en las palabras "botón" ni "tecla". De modo que utilicé el nombre referido al ratón, que es el instrumento por excelencia en los juegos unimurios.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Papiyugo

(Sustantivo. Del latín papyrus [y este del griego papyros] = papiro; y del latín iuctum = unido, atado)

Dependencia insoslayable del papel para anotaciones importantes o urgentes. 

Una compra en el supermercado, una cita con el médico o el atisbo de una idea pueden desbaratarse si se pierde el miserable papelito arrugado donde teníamos la anotación. A pesar de la creciente digitalización informática, un anotador de papel y un bolígrafo siguen siendo en muchos casos la opción más inmediata y versátil a la hora de registrar un dato o un recordatorio. Los bolsillos y las agendas se llenan de papelitos garabateados con una variedad de información muchas veces indispensable e insustituible.

El papiyugo es lo contrario del pistentimio. Quien padece pistentimio piensa que puede recordar datos o ideas sin necesidad de anotarlos, y por esa falsa creencia termina olvidándolos. Sin embargo en algunos casos el papel es tan frágil como la memoria: puede perderse, romperse, traspapelarse o ser arrojado a la basura por error. O, en fin, la escritura que grabamos a las apuradas en ese papel puede convertirse en un jeroglífico ilegible.

(Nota: si bien esta palabra la tenía anotada desde hace meses, el hecho de que durante estos días no haya publicado en Exonario se debe a la pérdida de un papelito donde tenía anotadas definiciones para esta semana)

jueves, 22 de septiembre de 2011

Anacmicronobulia

(Sustantivo. Del griego a = partícula negativa; acmé = punta; crónos = tiempo y boulé = decisión)

Cálculo estimado de la impuntualidad. 

Existen personas que son especialmente impuntuales: si dicen a las cinco, será a las cinco y media, a las seis o a las siete. Sin embargo, aun la propia impuntualidad tiene márgenes. Si X dijo que iba a venir a las cinco y son las nueve, ¿todavía podemos mantener la esperanza de que vendrá? ¿Cuál es el límite entre la impuntualidad y la certeza de que ya no vendrá? La estimación de cuáles son los límites de la impuntualidad; es decir: cuándo podemos decidir que alguien ya no vendrá y cuándo, todavía, podemos seguir esperándolo, es la anacmicronobulia. A su vez, el término se aplica también a la decisión acerca de qué se considera exactamente puntual y cuándo comienza la impuntualidad: dijo a las cinco, pero vino a las cinco y un minuto: ¿es puntual o es impuntual? ¿Y si llega a las cuatro y cincuenta y nueve? Estrictamente hablando, es impuntual. Pero, ¿lo consideramos como tal?
De acuerdo a la actividad para la cual se requiera la persona, mantendremos márgenes de 'puntualidad' - 'impuntualidad' - 'ya no vendrá' que son muy diferentes entre sí. La puntualidad exigida para hacer un vuelo en avión es muy diferente a la estipulada para una reunión de amigos.

En la siguiente tabla podemos encontrar una clasificación de anacmicronobulia cuyo eje es un hecho puntual que ocurre a determinada hora:


Clasificación:
(Eje: una hora determinada)
Encuentros informales en general. (Reunión de amigos, reuniones familiares, etc.)
Encuentros formales en general. (Viajar en avión, llegar al trabajo; dictar una clase, etc.)
“Puntual”
Se es puntual aun si se llega diez o quince minutos más tarde de lo estipulado.
Se es puntual si se llega un minuto después de lo estipulado. En ocasiones, la puntualidad implica llegar quince minutos antes.
“Impuntual”
Se es impuntual si se llega una, dos o tres horas más tarde.
Se es impuntual si se llega cinco minutos más tarde.
“Ya no vendrá” o “Ya no vale la pena que venga”
Ya no se lo espera si pasaron más de cuatro horas.
Ya no se lo espera si pasó más de media hora o (en algunos casos como el vuelo del avión) diez minutos


En cambio, si el eje no es una hora puntual sino un día determinado, la tabla es como sigue:


Clasificación:
(Eje: un día determinado)
Encuentros informales en general. (Reunión de amigos, reuniones familiares, etc.)
Encuentros formales en general. (Viajar en avión, llegar al trabajo; dictar una clase, etc.)
“Puntual”
Se es puntual aun si llega al día siguiente de lo estipulado.
Se es puntual si se llega el día estipulado. En ocasiones, se es puntual si se llega el día anterior.
“Impuntual”
Se es impuntual si se llega tres días o una semana más tarde.
Se es impuntual si se llega un día más tarde.
“Ya no vendrá” o “Ya no vale la pena que venga”
Ya no se lo espera si pasaron dos semanas o un mes.
Ya no se lo espera si pasaron más de dos días o, en algunos casos, pasado un único día (esto cuando deben desarrollarse eventos en un día determinado)

Por supuesto, estas tablas son sólo ilustrativas; cada caso y cada persona tiene su propia anamicronobulia de acuerdo a la circunstancia.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Coprokínesis

(Sustantivo. Del griego kopros = excremento y kínesis = movimiento. Adjetivo: coprokinético)

Movimiento sin ritmo, cortado y agónico que realizan los objetos tecnológicos cuando tienen poca energía o poseen algún desperfecto.

Los automóviles deteriorados que resoplan, se detienen, prosiguen la marcha, vuelven a detenerse e intentan seguir andando son corpokinéticos. También lo sería un molino de viento cuyas aspas dan vueltas de forma intermitente y perezosa, un avión a cuerda que se aleja lento, doliente e indeciso, una batidora que posee cuchillas que giran como si cada tanto se frenaran, o un robot rengo.
Cuando un objeto es coprokinético tiene toda la apariencia de que ya no va a moverse. Sin embargo, se mueve un poco más de forma moribunda, a veces con pequeñas explosiones, quejidos y signos de destartalamiento.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Esta fue la presentación de diapositivas que realicé en TedX Rosario. En una semana estarán los videos de la presentación.