(Sustantivo. Del latín pre = antes y respondere = responder. Adjetivo: prespóndico [No confundir con el propóndico])
Tendencia a responder una pregunta antes de que se termine de formular.
A veces damos por supuesta la pregunta que nos están haciendo, y tendemos a asentir (o a negar) antes de que se acabe con la interrogación. "¿Viste cómo está el país...", nos dice un vecino y gesticulamos un "sí" con la cabeza. Pero él continúa: "... que está todo mal, se viene el fin del mundo, los trolos se quieren casar, quieren tener hijos... " Nos damos cuenta de que el asentimiento fue prematuro y que, en verdad, no podemos asentir a esas preguntas prejuiciosas. Pero ante cualquier testigo, nos hemos convertido en detractores del matrimonio igualitario y anunciadores del apocalipsis.
En estos casos contestamos por compromiso y porque, por lo general, las interrogaciones son puramente retóricas. Por esa razón, nos sentimos dispensados de escuchar la pregunta hasta el final. "¿Vos sabés para qué me pongo este saco negro?", nos dice un amigo con cierta complicidad y decimos "Sí, claro", dando por supuesto que la razón es la calidad de la ropa y lo bien que le queda. "Claro, vos te das cuenta: con este saco la panza no se me nota tanto". Nuestra respuesta anticipada se convierte en un insulto, aunque contestamos sólo porque preveíamos un amable y trivial desenlace de la conversación.
Existen personas que, de manera compulsiva, se adelantan a la pregunta cuando en verdad no hay razones para prever la respuesta. Cuando la interrogación es demasiado larga, las personas ansiosas no desean escucharla por completo y anticipan el final. "¿Vos creés que los indicadores macroeconómicos que maneja el poder ejecutivo nacional..." comenzamos a preguntar. El prespóndico compulsivo completa por su cuenta: "Sí, el poder ejecutivo, vos querés saber si están manipulados o si son confiables; desde ya te digo que no, no me parecen para nada confiables". En realidad no preguntábamos eso, pero la prespondia del interlocutor no sólo contesta antes, sino que cierra por nosotros las preguntas que todavía no le hemos formulado, creyendo quizás que tiene una especial intuición para conocer de antemano lo que piensan los demás.
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