(Verbo transitivo de primera conjugación. Del latín a = partícula negativa; verro = dar vuelta y commodo = poner algo a disposición. Variante de uso: avercomodar Sustantivo: avercoda o avercómoda)
Prestar algo sin la intención de pedirlo de vuelta.
Una tía solterona que presta el terreno para que su sobrino se haga la casa; un padre que presta el traje de casamiento a su hijo; un adolescente que presta los juguetes a su hermano menor; un amigo que presta dinero a otro que está en situación económica desventajosa: ese es el funcionamiento de la avercoda. No se ofrece el regalo abiertamente, pero jamás se cuenta con que haya una devolución. Los receptores a veces fingen que desean devolver el favor: "Tía, el mes que viene tal vez te pueda pagar una parte del terreno"; "Papá, la semana que viene te traigo el traje". Pero, por lo general, esos ofrecimientos de devolución no son sinceros; sólo se hacen para inducir a que el prestador oficialice el regalo. Sin embargo, quienes realizan avercodas por lo general persisten en su posición. A pesar de su generosidad, disfrutan sabiendo que siempre se les está debiendo algo, aunque jamás se concrete ni se acepte la devolución.
1 comentario:
Interesante definición. Es inspiradora la interpretación según la cual el avercodista disfruta de la posibilidad de ser un eterno acreedor. (Tiene un no sé qué freudiano, ¿no?) También puede ocurrir que para algunos, el hecho mismo de dar y recibir regalos sea fuente de incomodidad, y se sientan más cómodos disfrazando sus «regalos» bajo la apariencia de préstamos por tiempo indeterminado. En cualquier caso, señor Mux, ha logrado usted ganarle otro campo semántico al océano del ente innominado.
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