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Sucesivos pagos que deben afrontarse con una única fuente de dinero, la cual disminuye considerablemente hasta casi desaparecer.
Uno espera que llegue fin de mes para recibir el salario; pero en el preciso instante en que se cobra, debemos afrontar no sólo las deudas del mes anterior, sino también los gastos del mes que sigue y una multitud de gastos medianos imponderables: el gasista, el plomero, el auto que se rompió, el traje de lentejuelas para el acto de nuestro hijo y los regalos de cumpleaños de los parientes que cumplen todos juntos en el mismo mes. Después de esa poda, uno se queda con un salhilario y con la sensación de vacío e impotencia por saber que, una vez más, no se llegará a fin de mes.
Lo contrario de la estaterorragia no es el ahorro, sino el gasto moderado, pausado y no compulsivo.
Usos: "Nene, todos los días me pedís diez mangos, diez mangos de acá, diez mangos de allá... ¡Esto es una estaterorragia!"
"Carlitos, vas a tener que esperar hasta que cobre el aguinaldo, porque este mes sufrí una estaterorragia y no puedo pagarte"
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