(Del griego hedoné = placer)
Si la noción de "sacrificio" mienta el abandono de ciertos placeres individuales para lograr un bien mayor, el hedonificio implica abandonar actividades repugnantes y pesadas (pero fructíferas) por el solo hecho de obtener un placer inmediato y relajante.
El adolescente que deja de ir a la escuela (a escondidas de su familia) para pasar la mañana jugando a los videojuegos; el trabajador que "se escapa" un par de días de sus obligaciones y se va a descansar a la playa; el ahorrista que, cansado de guardar peso tras peso para comprarse una casa, hoy decide despilfarrar gran parte de su pequeña fortuna en el casino; el obeso que, después de cuidarse durante meses, decide que hoy irá a cenar a un tenedor libre sin privaciones. Todos estos son ejemplos de hedonificio.
El hedonificio es la contracara del sacrificio. Aunque parece oponérsele, en realidad funciona como un alivio de la pesada carga de rutinas y esfuerzos a los que las personas suelen someterse.
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