sábado, 9 de junio de 2007

Exotario

(exoticus: raro, foráneo)

Catálogo de objetos exóticos.


En algunos casos, se utiliza este término para referirse a un zoológico de especímenes foráneos, o la reproducción en escala de tales especímenes. Sin embargo, con justicia este nombre debe abarcar no sólo al carácter de foráneo, sino también al carácter de raro, poco habitual e incluso insólito, y no debe limitarse a los animales sino extenderse a todo objeto que posea esas características.
En ese sentido, los únicos verdaderos exotarios fueron dos Museos situados en lugares muy diferentes del mundo: en la ciudad de Edmonton (Alberta, Canadá), y en Hailar (China).

El primer museo exotario, el canadiense, fue abierto en 1947 y cerrado en 1980, y consistía en un catálogo histórico de más de quince mil objetos caseros cuya función era difícil o casi imposible de determinar si no se leía la reseña que figuraba al costado. Podía encontrarse desde afiladores de hojas de afeitar hechos con restos de plástico y tela, hasta un primitivo y muy doméstico equipo para realizar transfusiones. Hay incluso aparatos electrónicos (radios, osciloscopios, radares) hechos con clips, cartones, tinta de plata y madera. El museo cerró por el deterioro progresivo de los objetos y por la escasez de fondos para mantenerlo. En cierto sentido, este no es propiamente un "exotario", sino un museo del ingenio doméstico.

El segundo museo exotario, el que está en China todavía perdura aunque bajo la sospecha de fraude: su exposición consiste en una diversa gama de objetos que van desde lo extraterrestre hasta lo metafísico. Por ejemplo, trozos de piedra con extraños grabados, que supuestamente han caído del cielo. O plantas de las cuales se dice que son el único ejemplar que hay en el mundo. O pájaros petrificados con mirada amenazante -de los cuales se dice que, lisa y llanamente, son extraterrestres. O la pared de una casa en la cual hay marcas como de dedos tiznados (marcas hechas por fantasmas), o una armadura de metal (que pertenecía, supuestamente, a un ángel). También hay seres deformes en frascos de formol, como babosas gigantes con un enorme ojo trapezoide, que serían ejemplares de habitantes intraterrestres. En el salón central del museo se expone un platillo volador de dimensiones colosales y, quienes han visitado esta muestra, juran que por lo menos este objeto no parece una obra humana. La mentalidad oriental no realiza una división tan tajante entre lo real y lo inventado, lo físico y lo metafísico. Por eso los objetos de este museo son venerados, cuidados y respetados con el mismo esmero que en un museo de historia natural.

1 comentario:

Anónimo dijo...

epa, epa... ¡hay un abuso de los "-tarios" carajo! Pero che, el exonario se ha transformado en un abusatario, parece.