viernes, 11 de marzo de 2011

Mascarito

(Adjetivo. De máscara y de la expresión "más caro")

1. Producto de góndola cuyo envase clásico trae menor cantidad, pero se sigue vendiendo al mismo precio o más caro que antes.


Los envases mascaritos de doscientos gramos pasan a tener ciento noventa; los paquetes de diez unidades comienzan a traer siete, y los sachets de un litro pasan a tener un kilogramo. Lo típico del mascarito es que a simple vista no se suele notar la diferencia con el envase anterior: por lo general, el producto mascarito se presenta engañosamente idéntico al que traía mayor cantidad.
Algunos productos simplemente cambian de envase y en su publicidad pasan a resaltar una supuesta propiedad que antes no tenían. Tal es el caso de una crema de leche cuyo envase era de doscientos cincuenta centímetros cúbicos: pasó a tener doscientos centímetros cúbicos, se cobró más caro (casi el doble) y la etiqueta pasó a decir "crema doble", sin que se haya aclarado en qué sentido debía entenderse esa "duplicación"; por qué representaba un beneficio con respecto a la situación anterior, ni por qué ameritaba tal aumento.

2. Producto cuyo envase más grande es proporcionalmente más caro que el envase de menor cantidad. 

Los consumidores solemos creer que el detergente de trescientos centímetros cúbicos es, en proporción, más caro que el de un litro. Sin embargo, resulta que muchas veces no es así: el envase pequeño cuesta seis pesos, pero el envase de un litro cuesta veintitrés. Así ocurre con una infinidad de productos: latas de atún, paquetes de papas fritas, huevos de pascua y chocolates son algunos de ellos.



3. Comerciante que publicita productos a bajo precio, pero su mercadería es de menor calidad o está fraccionada de manera que contenga menor cantidad o menor peso. 

Los mascaritos en esta acepción hacen publicidades del tipo "aceite de primera calidad a cuatro pesos el litro". Cuando el cliente busca ese aceite, descubre que lo de "primera calidad" es una mentira: ha caído en la trampa del mascarito, quien, amparado bajo ese eufemismo, ha enmascarado la verdadera calidad del producto.
El mascarito suele fraccionar sus productos por unidad o por bolsa, y no por kilogramo: así, vende cinco limones por cinco pesos y maní tostado por bolsa, de modo que el cliente no sabe exactamente cuánta cantidad de producto está llevando ni a cuánto le están cobrando el kilogramo. 

Los mascaritos son partidarios del empoquetamiento.




3 comentarios:

La niña que iluminó la noche dijo...

Me encantó esta definición!! Me dieron ganas de ir al super a leerme toda la etiqueta de la crema doble esa...
PD: los paquetes requete super inflados para que parezca que tienen mucho (de galletitas o papas fritas, generalmente) que cuando los abris se desinflan y muestran que unos 2/3 de ese volumen era aire, entran en esta definición?

Ishka dijo...

La reducción de contenido es un clásico, creo que no hay marca que no lo haya hecho, sobre todo las de galletitas y golosinas. La Serenísima es experta en el tema de agregarle algo a sus productos con la finalidad de eludir los acuerdos de precios, primero fue la leche extra calcio y caseína, el queso son probióticos, la manteca con vitamina no se cuanto, y ahora esta crema con más grasa (igual a veces se consigue la original, que aunque ahora viene en envase de 200 cm sigue siendo mucho más barata).
Lo de los productos cuya presentación grande cuesta más que la chica puede ser porque el envase grande es más costoso que el chico, también puede ser que estén promocionando la version chica, que sea un error o que simplemente piensen que los consumidores son idiotas (muchas veces tienen razón). El único caso que tiene lógica es el de los huevos de pascua, al ser muy frágiles los huevos de gran tamaño son más complicados de hacer, trasportar y exhibir sin que se rompan que los chicos, lo que aumenta el costo. Además cuanto más grandes más llamativos para los consumidores y mientras la gente siga pagando un pedazo de chocolate varias veces más caro de lo que cuesta sólo porque tiene forma de huevo los fabricantes van a seguir cobrando los que se les antoje.

Eva dijo...

Niña que iluminó la noche: los paquetes de papas fritas o galletitas superinflados son un caso de empoquetamiento, palabra ya definida en este exonario.
Ishka: coincido con vos: la serenísima es la marca lider en produccion de mascaritos: las salchichas Ser, en lugar de ser 6 como todas las salchichas normales son 5 por paquete, las sopas Ser son 4 por caja, y yo no sé por qué sigo comprando esas porquerías "dietéticas" ¿Será la seducción del envase verde?