miércoles, 6 de enero de 2010

Sintequete


(Adjetivo. Del griego sintekthé = pacto)

Dícese de la persona que prefiere negociar y llegar a un acuerdo en lugar de debatir, discutir y argumentar sus propias ideas y opiniones.

Al sintequete se lo considera pacifista y mediador. En verdad sólo es un pusilánime incapaz de sostener sus convicciones. Su única aspiración es llegar a un consenso gris y sin conflictos, y cuando entrevé una discusión o un debate áspero, se mantiene al margen hasta que las partes llegan a algún punto definitorio: o la conciliación, o el alejamiento. No interviene cuando todos exponen sus opiniones: él prefiere hablar cuando ya se dijo todo lo que se debía decir. En esos momentos suele decir frasecitas ramplonas e inertes como las siguientes: "Este es un buen espacio de debate", "Haya paz, haya paz", "Yo creo que todos tienen un poco de razón", "Lo que piense cada uno no es importante, lo importante es el bien común". A veces, cuando el nivel de polémica es elevado, sus palabras sólo contribuyen a enervar a los contendientes y, sin quererlo, se ve arrastrado en el maremágnum de una disputa. Alguno de los beligerantes polemistas puede increparlo: "El bien común las pelotas, si te interesara el bien común pensarías como yo, pero no tenés huevos para opinar lo que hay que opinar".
Desde luego, el sintequete tiene gran cautela con sus palabras. Por lo general interviene cuando la discusión está agotada y ya nadie tiene ánimo de seguirla. Por eso no es común que lo arrastren a la arena del debate: él habla cuando ya no hay debate, sino un silencio filoso e iracundo.
El sintequete no puede concebir que haya opiniones irreconciliables porque él mismo no tiene ninguna convicción fuerte. Sin embargo, a pesar de eso, él cree que tiene un especial talento para lograr paz y armonía en situaciones complicadas. Supone que es un gran diplomático, aunque todo su arte consiste en encontrar la oportunidad justa para hacer una intervención anodina y sin sustancia.
Los políticos y los funcionarios religiosos (quienes también hacen política) son sintequetes por naturaleza. Una diputada que prefiere no discutir sus proyectos para firmar acuerdos con quienes hasta hace poco eran su oposición irreconciliable, o un cardenal que, ante un violento desalojo de manifestantes por parte de la policía sólo dice "quiero que vuelva la paz", son sintequetes.
El sintequete nunca dice de qué lado está. Quizás porque sabe que está del lado equivocado.

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