lunes, 3 de noviembre de 2008

Logorexia

(Sust. Del griego logos = discurso, texto, razón y orexis = apetito)

Necesidad imperiosa de encontrarse con una buena narración.

A pesar de las recomendaciones, es difícil encontrar un buen libro o una buena película. Para el asiduo lector o cinéfilo, no es frecuente dar con una narrativa satisfactoria. El repertorio de historias que lo impresionaron a uno parece reducirse a un pequeño puñado. El logoréxico, sin embargo, encara un nuevo libro o va al cine no ya con la esperanza de conseguir un estremecimiento maravilloso, angustiante, y único, sino con el resignado sabor de que todo lo que vea u oiga, será aburrido, repetido y anodino.

El logoréxico no puede calmar su apetito: ninguna película supera a Vanilla Sky; ningún libro supera a Hacedor de Estrellas, La Broma o Viaje a un Planeta Wu - Wei.

Pero la desazón del logoréxico es peor cuando relee esas obras y ya no le despiertan sensaciones fantásticas y abrumadoras; apenas si siente un ligero temblor. Eso le lleva a sospechar que ha sido engañado por su propia memoria, o que el tiempo en el que la lectura comportaba placeres inconmensurables se ha terminado.

Su única salida es apelar a su propia imaginación y crear él mismo una narración que sacie su apetito. Pero la propia imaginación es un sucedáneo pobre: el logoréxico quiere sorprenderse. Quiere sentir la carne de gallina al dar vuelta una página. Y la imaginación propia rara vez da sorpresas, excepto en las pesadillas.

Por suerte está Borges. Borges es el mar infinito donde calmar la sed logoréxica; el mar a cuyas aguas se puede acudir miles de veces durante muchas vidas. Quienes no conocen a Borges permanecen siempres sedientos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy un pelotudo, en realidad. Pero todo podría ser un sueño, viteh.

Atte.
Borges.

P.D.: Me gusta su nombre de pila; rima con mi apellido de batería. ¿Entendés? De batería. Soy muy ingenioso.

Anónimo dijo...

Leí La Broma de Milanes Kundera cuando era un joven despechado por un amor trunco.
Que bueno que saltó ahora que este chanta plañidero fue buche de la policía del pensamiento.
A Borges, alguna vezlo agarraré por las astas.

gabrielaa. dijo...

qué bueno ese último párrafo! venía deprimiéndome con el texto.



ah, y justamente anoche terminé "La invención de Morel". impresionante.

Anónimo dijo...

Me gusta más "mitorexia".