(Sustantivo. De dis y accesibilidad)
Incapacidad de tener a mano elementos que debieran estar accesibles.
Un teléfono celular tiene funcionalidad si se lo mantiene cerca y si se lo puede atender sin complicadas operaciones. Pero algunas personas lo guardan en el bolsillo interno de un bolsito que dejaron en una percha en el placard debajo de una campera. De modo que, cuando suena, hay que sortear todos esos obstáculos para atenderlo. Algo similar ocurre con el dinero: hay quienes, al momento de pagar, rebuscan entre bolsillos (formiciándose) o carteras o portafolios para dar con alguna tarjeta o billete o moneda (lo que se encuentre primero) mientras la cola de la caja se hace más prolongada e impaciente.
Por culpa de nuestra tendencia a la disaccesibilidad, dejamos los anteojos, el control remoto, las llaves del auto, el encendedor, el termómetro, el número de teléfono de la pediatra, los calzoncillos, el paraguas, la llave de corte general, las velas y las servilletas, en algún receptáculo dentro de otro receptáculo para el cual hay que emplear llaves que están en otro lugar al que solo se ingresa si se tiene una clave que dejamos en un papel dentro del bolsillo de un pantalón que está en el canasto para lavar ropa, canasto que tiene varios pantalones iguales y que no está en el lavadero, sino en el galpón del fondo donde hay una araña enorme que pica, araña que no podemos matar porque no podemos sacar el insecticida que quedó en una alacena de la cocina que se trabó porque tiene las bisagras oxidadas.
1 comentario:
genial!
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