(Sustantivo. De dis y accesibilidad)
Incapacidad de tener a mano elementos que debieran estar accesibles.
Un teléfono celular tiene funcionalidad si se lo mantiene cerca y si se lo puede atender sin complicadas operaciones. Pero algunas personas lo guardan en el bolsillo interno de un bolsito que dejaron en una percha en el placard debajo de una campera. De modo que, cuando suena, hay que sortear todos esos obstáculos para atenderlo. Algo similar ocurre con el dinero: hay quienes, al momento de pagar, rebuscan entre bolsillos (formiciándose) o carteras o portafolios para dar con alguna tarjeta o billete o moneda (lo que se encuentre primero) mientras la cola de la caja se hace más prolongada e impaciente.
Por culpa de nuestra tendencia a la disaccesibilidad, dejamos los anteojos, el control remoto, las llaves del auto, el encendedor, el termómetro, el número de teléfono de la pediatra, los calzoncillos, el paraguas, la llave de corte general, las velas y las servilletas, en algún receptáculo dentro de otro receptáculo para el cual hay que emplear llaves que están en otro lugar al que solo se ingresa si se tiene una clave que dejamos en un papel dentro del bolsillo de un pantalón que está en el canasto para lavar ropa, canasto que tiene varios pantalones iguales y que no está en el lavadero, sino en el galpón del fondo donde hay una araña enorme que pica, araña que no podemos matar porque no podemos sacar el insecticida que quedó en una alacena de la cocina que se trabó porque tiene las bisagras oxidadas.
Definiciones y términos que no figuran en el diccionario ("Exonario" no figura en el diccionario, pero sí figura en Exonario)
miércoles, 31 de julio de 2013
viernes, 26 de julio de 2013
Tiramuertos
(Adjetivo. De tira y muerto)
Dícese de la persona que en una discusión expone la cantidad de muertos, mutilados y torturados para rebatir una tesis.
El tiramuertos tiene, entre sus argucias argumentativas, algún genocidio o algún hecho masivamente violento para ejemplificar y obliterar a su contrincante. No importa si se trata de una discusión conceptual: él justificará sus afirmaciones mostrándole a su rival que es un insensible, porque no tiene en cuenta la cantidad de sufrimiento que implicó su postura. "¿Cómo podés estar en contra de Israel? ¿No sabés la cantidad de muertos que hubo en los campos de concentración judíos por culpa de los nazis?" Desde luego, se puede estar en contra de algo sin necesariamente apoyar los asesinatos masivos, pero al tiramuertos eso no le interesa: cree que el solo hecho de enlazar una discusión con una consecuencia históricamente horrorosa, es suficiente para que se abandone cualquier otra clase de argumento. Existen otras variantes de tiramuertos: "¿Cómo podés estar en contra de la noción de patriarcado, del micromachismo y de la violencia simbólica? ¿No sabés la cantidad de personas que mueren por violencia de género?"; "¿Cómo podés decir que el gobierno hace cosas buenas? ¿Sabés la cantidad de chicos que mueren por desnutrición en el norte del país?".
El tiramuertos cree que su pirotécnico golpe de efecto retórico es definitivo y exhaustivo; una vez que ha expuesto con crudeza la cantidad de muertos que, según él, se siguen de la argumentación de su contrincante, espera que la discusión se termine. Si no se termina, se considera con derecho a tildarlo de nazi, machista o fanático.
Dícese de la persona que en una discusión expone la cantidad de muertos, mutilados y torturados para rebatir una tesis.
El tiramuertos tiene, entre sus argucias argumentativas, algún genocidio o algún hecho masivamente violento para ejemplificar y obliterar a su contrincante. No importa si se trata de una discusión conceptual: él justificará sus afirmaciones mostrándole a su rival que es un insensible, porque no tiene en cuenta la cantidad de sufrimiento que implicó su postura. "¿Cómo podés estar en contra de Israel? ¿No sabés la cantidad de muertos que hubo en los campos de concentración judíos por culpa de los nazis?" Desde luego, se puede estar en contra de algo sin necesariamente apoyar los asesinatos masivos, pero al tiramuertos eso no le interesa: cree que el solo hecho de enlazar una discusión con una consecuencia históricamente horrorosa, es suficiente para que se abandone cualquier otra clase de argumento. Existen otras variantes de tiramuertos: "¿Cómo podés estar en contra de la noción de patriarcado, del micromachismo y de la violencia simbólica? ¿No sabés la cantidad de personas que mueren por violencia de género?"; "¿Cómo podés decir que el gobierno hace cosas buenas? ¿Sabés la cantidad de chicos que mueren por desnutrición en el norte del país?".
El tiramuertos cree que su pirotécnico golpe de efecto retórico es definitivo y exhaustivo; una vez que ha expuesto con crudeza la cantidad de muertos que, según él, se siguen de la argumentación de su contrincante, espera que la discusión se termine. Si no se termina, se considera con derecho a tildarlo de nazi, machista o fanático.
lunes, 15 de julio de 2013
Cosmorexia
(Sustantivo. Del griego cósmos = orden y oréxis = apetito)
Repentina necesidad de ordenar.
Hay momentos en los que empieza a molestarnos el caos que nos rodea. El teclado de la computadora tiene migas de galletita; la ropa sin planchar se acumula hecha una bola en el placard; el techo tiene un lamparón horrible y una gotera añosa; las dos materias que debemos del secundario entorpecen nuestra autoestima y complican el presente y futuro laboral. Un día nos levantamos con cosmorexia y estamos decididos a nadar contra la creciente y endémica anarquía en cada aspecto de nuestra vida. Queremos limpiar a fondo el teclado de la computadora; sacamos las ochenta prendas para planchar; buscamos en la guía a un techista para que arregle la gotera; nos ponemos a estudiar contabilidad y matemática financiera para rendirlas antes de fin de año. La sensación de cosmorexia no dura todo el día -y no se repite al día siguiente-, de modo que después de planchar dos camisas nos detenemos exhaustos, nos olvidamos del desgobierno de nuestra voluntad, aceptamos resignadamente el desorden del universo y nos entregamos al hedonificio con una alta dosis de toletolerancia. Así hasta que otro día (quizás un mes después) volvemos a sentir la urgencia de la cosmorexia, urgencia que nos abandonará mucho antes de que empecemos a hacer algún cambio importante en nuestro entorno.
Repentina necesidad de ordenar.
Hay momentos en los que empieza a molestarnos el caos que nos rodea. El teclado de la computadora tiene migas de galletita; la ropa sin planchar se acumula hecha una bola en el placard; el techo tiene un lamparón horrible y una gotera añosa; las dos materias que debemos del secundario entorpecen nuestra autoestima y complican el presente y futuro laboral. Un día nos levantamos con cosmorexia y estamos decididos a nadar contra la creciente y endémica anarquía en cada aspecto de nuestra vida. Queremos limpiar a fondo el teclado de la computadora; sacamos las ochenta prendas para planchar; buscamos en la guía a un techista para que arregle la gotera; nos ponemos a estudiar contabilidad y matemática financiera para rendirlas antes de fin de año. La sensación de cosmorexia no dura todo el día -y no se repite al día siguiente-, de modo que después de planchar dos camisas nos detenemos exhaustos, nos olvidamos del desgobierno de nuestra voluntad, aceptamos resignadamente el desorden del universo y nos entregamos al hedonificio con una alta dosis de toletolerancia. Así hasta que otro día (quizás un mes después) volvemos a sentir la urgencia de la cosmorexia, urgencia que nos abandonará mucho antes de que empecemos a hacer algún cambio importante en nuestro entorno.
miércoles, 10 de julio de 2013
Egoma
(Sustantivo. Del griego egó = yo y -oma = tumor)
Tumor que tiene el aspecto de la persona que lo posee.
Los egomas son como pequeños hermanos gemelos de uno mismo que crecen en el propio cuerpo. Inicialmente son pequeños bultos sin forma definida. Con el tiempo, el bulto adquiere una marcada fisonomía y comienza a tener rasgos: ojos, nariz, boca, cabello. Esos rasgos son idénticos al de la persona a quien le crecen. En muchos casos no solo imitan los rasgos, sino también la voz y las opiniones de su portador. En la historia de la medicina, se cuenta que los egomas a veces crecían hasta reemplazar a la persona original: el tumor crece hasta fagocitar a su huésped, y se convierte en un ser autónomo. Dado que el egoma es idéntico a su huésped, una persona derivada de un egoma es idéntica a la persona original, de modo que no habría manera de distinguirlos. La esposa de un hombre que tuvo un egoma podría convertirse automáticamente en la esposa de un egoma, si el egoma ganara autonomía suficiente y si la persona original se desvaneciera al ritmo de crecimiento de su egoma.
Tumor que tiene el aspecto de la persona que lo posee.
Los egomas son como pequeños hermanos gemelos de uno mismo que crecen en el propio cuerpo. Inicialmente son pequeños bultos sin forma definida. Con el tiempo, el bulto adquiere una marcada fisonomía y comienza a tener rasgos: ojos, nariz, boca, cabello. Esos rasgos son idénticos al de la persona a quien le crecen. En muchos casos no solo imitan los rasgos, sino también la voz y las opiniones de su portador. En la historia de la medicina, se cuenta que los egomas a veces crecían hasta reemplazar a la persona original: el tumor crece hasta fagocitar a su huésped, y se convierte en un ser autónomo. Dado que el egoma es idéntico a su huésped, una persona derivada de un egoma es idéntica a la persona original, de modo que no habría manera de distinguirlos. La esposa de un hombre que tuvo un egoma podría convertirse automáticamente en la esposa de un egoma, si el egoma ganara autonomía suficiente y si la persona original se desvaneciera al ritmo de crecimiento de su egoma.
viernes, 5 de julio de 2013
Teagarrismo
(Sustantivo. De la expresión "¡Te agarré!". Adjetivo: teagarrista)
Tendencia a encontrar contradicciones donde no las hay.
El teagarrista considera que tiene una especial capacidad para pescar in fraganti profundas incoherencias en las personas. Sin embargo, los razonamientos que llevan a concluir tales contradicciones son retorcidos y por lo general utilizan premisas muy complejas y lejanamente aceptables. "Ahhh, ahora te agarré... ¿Estás comprando pan? ¿Y vos no estabas contra el paro del campo?": Si se desglosan las premisas del razonamiento anterior, podrá observarse que se unieron ciertos supuestos ("Si estás contra el paro del campo, entonces estás a favor de que se comercialice trigo. Pero el paro del campo existió porque no se permite comercializar trigo en la cantidad adecuada. Por lo tanto, quien está en contra del paro del campo, para ser consecuente, no debe consumir trigo"), los cuales rara vez se explicitan al momento de acusar a alguien, porque el teagarrista los considera inmaculadamente evidentes.
Tendencia a encontrar contradicciones donde no las hay.
El teagarrista considera que tiene una especial capacidad para pescar in fraganti profundas incoherencias en las personas. Sin embargo, los razonamientos que llevan a concluir tales contradicciones son retorcidos y por lo general utilizan premisas muy complejas y lejanamente aceptables. "Ahhh, ahora te agarré... ¿Estás comprando pan? ¿Y vos no estabas contra el paro del campo?": Si se desglosan las premisas del razonamiento anterior, podrá observarse que se unieron ciertos supuestos ("Si estás contra el paro del campo, entonces estás a favor de que se comercialice trigo. Pero el paro del campo existió porque no se permite comercializar trigo en la cantidad adecuada. Por lo tanto, quien está en contra del paro del campo, para ser consecuente, no debe consumir trigo"), los cuales rara vez se explicitan al momento de acusar a alguien, porque el teagarrista los considera inmaculadamente evidentes.
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