(Adj. Del griego kenón = vacío y éthimos = hábito, costumbre)
Hábito de guardar envases vacíos.
El cenotímico dispone una o varias alacenas para coleccionar los frascos de mayonesa o las botellas de tomate triturado. Si tiene un galpón en el fondo de la casa, no duda en atiborrarlo de cajas y cajitas de electrodomésticos, estuches para huevos, tubos de papas fritas, bolsas de supermercado y carcasas rotas de teléfonos celulares. A veces, esta colección se hace con la esperanza -vaga- de que cada envase puede tener un destino útil. Otras veces -como con el hábito de guardar latas de cerveza o raras botellas de vino vacías - sólo se hace por el disfrute de acumular entidades esqueléticas sin contenido. La pasión del cenotímico coleccionista tiene algo de platónico: el cenotímico busca el disfrute por la forma. No le interesa la soda, le interesa el sifón. No le interesa comer pastillas tic tac; él sólo desea la preciosa cajita de plástico.
El cenotímico tiene la obsesión de conservar vacíos los envases. No consiente en que su familia le quite una o dos de sus preciosas botellas para guardar clavos o tachuelas, o que -colmo de los colmos- su mujer, en un intento por poner en orden la colección, intente guardar una caja dentro de otra, o una cantidad de estuchecitos dentro de los tubos de papas fritas: ¡Si se los utiliza para guardar a otros objetos vacíos, ya dejarán de estar vacíos!. Al cenotímico le parece que un envase vacío es un continente siempre disponible. Guardar uno dentro de otro lesionaría esa disponibilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario