Gritar prematuramente ante la inminencia de un hecho que finalmente no ocurre.
Le han quitado la espoleta a una granada y gritamos, porque va a explotar en cualquier momento. Sin embargo pasan los minutos, las horas y los días, y la explosión nunca llega: era una granada de juguete. Hemos gritado en vano y nos sentimos ligeramente estúpidos: preclamamos creyendo que era nuestro extrecanor, pero sólo se trató de una falsa alarma.
Si alguien camina por el borde de un precipicio; si parece tropezarse y si finalmente no se cae, quizás hayamos emitido algún preclamor. Los gritos de asombro ante un espectáculo de acrobacia suelen ser preclamores: anticipan una terrible caída o un golpe fatal. De hecho, en todo espectáculo en el que haya peligro los preclamores son parte del efecto deseado.
No sólo se preclama ante hechos violentos y que pueden involucrar la muerte. Si en la elección de la reina una candidata grita de emoción antes de que se diga quién es la ganadora, y si luego no es ella la elegida, habrá preclamado.
6 comentarios:
Me gustan muchísimo más las películas de terror sicológico que apelan al preclamor interno ante terribles monstruos imaginarios que al final nunca aparecen que tantas malas «horror movies» que pretenden asustar con efectos especiales y baños en jugo de tomate.
Me da un poco de pena una no-reina que preclame antes de que la elijan.
Sin dudas, Eva, sufre la persona que preclama antes de ser proclamada. Hay al parecer dos tipos de proclamores. Si sólo se gana una amarga desilusión, estamos ante un preclamor negativo. A su vez, se podría hablar de un preclamor positivo si después de gritar uno sufre el dulce alivio de una desgracia ausente.
¡Qué bueno que haya "anónimos" que precisen aún más los términos del exonario!
Ehhhh!!! uh... no...
Un grito de gol cercenado por una atajada imprevista?
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