sábado, 30 de agosto de 2008

Soneteador

Seguiré sin internet por unos días. Sólo me atrevo a copypastear esta magistral contribución:

Término y definición enviados por Julio David Auster.


(sust. m.) de soneto con sufijo que indica repetición y actor.


Soneteador se llama la persona

que con endecasílabos compone

sonetos, pero esto no supone una rima

no fácil ni ramplona.


No se cuida si su léxico abandona

lo que la buena educación dispone

y en los temas que, en general, propone

con lo culto, por cierto, desentona.


O musa estéril, o arte sin sentido,

desperdicio sonoro, magín pobre,

ripio constante, es más, tiempo perdido


en sacar de la nada algún partido,

en creer que es oro lo que no es ni cobre,

en creer de valor lo perimido.

domingo, 24 de agosto de 2008

Aviso de irregularidad

Seguramente la situación que voy a contar merecería una palabra en Exonario, pero no tengo el tiempo ni la voluntad de hacerla.

Los posteos de esta semana serán muy irregulares: me estoy mudando, y los muchos papelitos donde constan las palabras con sus definiciones están en algún lugar en medio de cajas con otros papeles.

Nos vemos pronto. Gracias por pasar.

sábado, 23 de agosto de 2008

Ooclasta

(Palabra y definición enviadas por Julio David Auster)

(sust. común, del gr. oion, huevo y klastés, rompedor):

Dícese de la persona que se dedica por su profesión a romper huevos.

En la jerarquía de los chef de cocina, el ooclasta está bastante más arriba que el pinche de cocina, a quien se destina al lavado de la vajilla, pero varios escalones más abajo que el chef propiamente dicho.

El arte de romper huevos en la alta cocina dio lugar a varias escuelas, como se puede apreciar en "Los viajes de Gulliver" de Jonathan Swift (1726). En el primero de sus viajes, Lemuel Gulliver conoce a dos pueblos, el de Liliput y el de Blefuscu, que sostenían criterios opuestos con respecto a la técnica a emplear: los de Liliput rompían la cáscara por la punta, mientras que los de Blefuscu lo hacían por el extremo más ancho. Semejante divario provocó gravísimos y muy justificados enfrentamientos, hasta que Gulliver logró pacificarlos.

Los ooclastas modernos tienen técnicas propias, que se transmiten de padres a hijos. No es lo mismo romper un huevo destinado a tortilla, donde no importa que la clara y la yema mezclen sus fluidos alegremente, que un huevo destinado a ser frito en la sartén, donde ambas partes deben ser claramente (y yemamente) distinguibles. Más delicada aún es la separación de yema y clara, cuando se quiere batir a nieve; esto constituye todo un grado superior del arte ooclástico.
Internacionalmente se reconoce la superioridad de los ooclastas del sur del continente africano, capaces de operar sobre huevos de avestruz; hacia las escuelas de cocina de la región se dirigen aspirantes a ooclastas de todo el mundo, para aprender los secretos del ars ooclandi.

El ejercicio de una profesión tan delicada como esta hace que quienes la practican sufran una modificación de su carácter. En general son personas puntillosas e irascibles, lo que hace que, en la mayoría de los idiomas, su denominación sea un sinónimo de "persona insufrible"

jueves, 21 de agosto de 2008

Cefalorragia


(Sust. Del griego kefalés = cabeza y régnynai = hacer brotar, romper)


Violenta y espontánea explosión de la cabeza.

Si bien a través de la historia se ha hablado de combustiones espontáneas, poco o nada se ha dicho acerca de este curioso e inexplicable fenómeno.

Lo poco que hay documentado responde al siguiente patrón: una persona realiza sus actividades cotidianas y no manifiesta ningún síntoma extraño. Ni siquiera una cefalea. En algún momento, y sin ninguna razón aparente, su cabeza estalla.

Se ha alegado que la cefalorragia es imposible. Si existiera algún problema masivo de flujo sanguíneo (la única fuerza de bombeo del cuerpo que cabría imaginar como responsable para provocar una explosión), no estallaría el cráneo sino los ojos o los oídos. De hecho, también se han documentado algunos de estos casos: los globos oculares se escapan de sus órbitas y caen al piso, seguidos de una profusión de sangre y masa encefálica.

Conviene aclarar que la noción de cefalorragia nace de una fantasía morbosa e incierta: cada vez que se cuenta una historia de cefalorragia se hace hincapié en detalles como la excesiva violencia del estallido y la cantidad de sangre y sesos que quedan desparramados luego de la explosión. Probablemente, como en el juego del teléfono descompuesto, los casos originales sólo consistieron en una jaqueca, un pico de presión o un pedestre pero no menos mortal aneurisma.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Tumicia

(Sustantivo. Del griego taumátzo = asombro y oikeios = familiar)

Actitud de asombro o perplejidad ante algo que debiera ser familiar.

Existe una noción sumamente naif de la tumicia: procurar el asombro ante las cosas pequeñas y cotidianas. Pero el término se refiere a una actitud que específicamente suelen tener las personas cuyos trabajos consisten en arreglar desperfectos. Pongamos algunos ejemplos.

Si una persona sabe que tiene caries y decide ir al dentista, le parecerá algo extraño que el profesional le diga algo como esto: "¡Usted tiene caries! ¡Mire las caries que tiene!". Es de esperar que, para el odontólogo, las caries son algo con lo que está muy familiarizado, y resulta muy chocante para el paciente descubrir el asombro del doctor. Ese asombro es la tumicia.

Otro ejemplo: cuando los caños están rotos, llamamos al plomero. Si el plomero se asombra y dice: "¡Mire usted cómo pierde agua! ¡Es increíble!", padece de tumicia.

El término se aplica, también, a aquellas circunstancias en las cuales un trabajador sólo ve dificultades en el trabajo que se le propone: "Usted quiere arreglar el techo... ¡Dios mío, el techo tiene membrana! ¡Va a haber que levantar la membrana! ¡Uy, y las chapas están oxidadas! ¡Vaya uno a saber cómo están las vigas!"

A veces, la tumicia es una estrategia que sólo resalta lo malo o lo difícil para poder cobrar más el trabajo: un trabajo sencillo puede mostrarse y enunciarse como una ardua red de complicaciones. A veces, realmente, el trabajo es complicado y es válido que el trabajador exponga las dificultades frente a quien lo contrata. Otras veces, el trabajador mismo es una persona complicada.

martes, 19 de agosto de 2008

Epitanasia

(Sust. Del griego epi = sobre y thánatos = muerte)

Revivir después de haber muerto.

Es posible que las historias de zombies tengan algún asidero: a veces las personas que llevan algunos minutos o pocas horas de haber fallecido, pueden tener signos vitales repentinos e inequívocos. Un muerto puede llegar a levantar los brazos, abrir los ojos y moverlos, caminar, respirar, hablar o comer. Luego muere definitivamente.

Se han documentado curiosos casos de epitanasia: una persona que moría de manera intermitente; otra que tuvo cientos de episodios epitanáticos; otra que murió un par de minutos, despertó y continuó viviendo varias décadas más.

Todas estas documentaciones son inciertas y el concepto mismo es difícilmente aplicable. Es posible (y altamente probable) que la circunstancia de la epitanasia sea una confusión: tal vez, el presunto muerto en realidad nunca estuvo muerto (como ocurre con los casos de catalepsia). O tal vez las fronteras entre la vida y la muerte son difusas, intercambiables e irreales.

lunes, 18 de agosto de 2008

Portantoide

(Sustantivo. De portantillo = paso ligero más lento que el trote pero más rápido que la velocidad de caminata. Se utiliza por general para referirse a la forma de trote de los asnos y -oide = terminación cuyo significado es "parecido a")

Forma de correr artificiosa y rebuscada en la que se imitan los ademanes de la acción de correr, pero se avanza a la misma velocidad que en una caminata.

Las mujeres mayores utilizan el portantoide cuando corren repentinamente para alcanzar el ómnibus o cruzar la calle. En verdad no corren; hacen una trabajosa pantomima en la que estiran los brazos, inclinan el cuerpo ligeramente hacia adelante, se mueven con un bamboleo descuajeringado, levantan los pies casi hasta la pantorrilla y -a veces- gritan o hacen gestos de corredor profesional. Si se realizan todas estas acciones sin que aumente la velocidad, entonces se realizó un portantoide.

jueves, 14 de agosto de 2008

Perixia

(Sust. del latín per = con insistencia e ictus = golpe, modulación, cadencia)

Incapacidad de acentuar correctamente las palabras.

Los afectados de perixia no pueden distinguir los casos en los que el acento debe ser prosódico, ortográfico o diacrítico.
La perixia más común y más difundida consiste en acentuar de manera ortográfica las palabras graves cuyo acento convencional es el prosódico (por ejemplo: 'jóven', 'táza', 'meséta'). Este error es muy frecuente incluso en textos sumamente cuidados.
Existe otro error frecuente con el acento diacrítico. 'Solo' es un adjetivo masculino (Ejemplo de uso: 'Juan está solo'); 'Sólo' es un adverbio equivalente a 'solamente' (Ejemplo de uso: 'Sólo vino Juan'). Cualquier error frecuente en la asignación de acentos para estos casos es también un ejemplo de perixia.

Otro error de acentuación se da al confundir los pronombres interrogativos con sus correspondientes pronombres relativos: Ejemplo:

'- ¿Cuando salimos? - Cuándo quieras'

Otro caso de perixia se da al poner acentos ortográficos en sílabas que no tienen acento ni prosódico, ni diacrítico ni ortográfico: 'La tardé en que nos conócimos fúe uná gran tardé'

El caso que da origen al nombre "perixia" es el de quien pone acentos en todas las palabras y en cualquier lugar, sin importarle la prosodia de las sílabas ni el hecho de que dentro de una palabra haya más de un acento: 'Él día dél níñó fué él dómíngo pasádó'. El caso límite de esta clase de perixia está dado por aquel que no pone acentos de ningún tipo.

Un caso notable de perixia sería poner sistemáticamente los acentos ortográficos allí donde sólo puede haber prosódicos, y viceversa: 'Lá nóche caia én lá montáña gelida'. Esto puede ocurrir con cierta frecuencia en la asignación de acentos diacríticos en las palabras monosilábicas: 'Té dije lo qué el mé dijo', 'Fui a tú casa'

Finalmente, se puede padecer de una perixia que combine aleatoriamente todos los casos de perixia.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Proversar


(Verbo. Del latín pro = en favor de y versus = dado vuelta. Sustantivo: proversación)

Entender mal (o al revés) el diseño de un sistema.

Se dice que se proversa algún objeto cuando se lo utiliza con la finalidad para la cual fue dispuesto, pero de una manera poco convencional o no del todo correcta. Si abrimos al revés una silla plegable y nos sentamos en ella de esa manera, la hemos proversado. Encender un cigarrillo del lado de la boquilla, cortar con el mango de un cuchillo, o abrir una caja del lado que dice "Este lado abajo" son ejemplos de proversación. También (aunque en un caso más sofisticado) se proversa cuando se malinterpreta un pedido o una orden, pero de todos modos se la ejecuta de forma casi correcta.

Entiéndase que la proversación no implica que el objetivo no se cumpla: en todos los casos, lo que se quería lograr se termina logrando por un camino más complicado y de manera no óptima, pero se logra al fin.

(En las imágenes, robadas de Polenta con Pajaritos de mi amigo The Bug, se puede ver la utilización del "cucurulo" -así lo bautiza él- para que la pizza no se pegue. En la foto uno, utilizado de manera proversal y en la foto dos, utilizado de manera correcta)

martes, 12 de agosto de 2008

Trusaje

(Sustantivo colectivo. De trusa. Es voz despectiva)

Personas que salen a la calle con ropa de entrecasa.

El término se suele aplicar, especialmente, a las señoras que salen a barrer la vereda sin peinarse, con pantuflas rotas, en calzones y una remera vieja y desteñida. Pero se extiende a los hombres mayores que ponen una silla en la vereda y se quedan horas mirando el tránsito en ojotas y con camiseta amarillenta, a veces con la radio a transistores.

Claro que el término puede aplicarse a todas las edades, siempre que se tenga en cuenta un denominador común: para el trusaje es lo mismo la apariencia de alcoba que la apariencia en la calle. Un padre que pertenece al trusaje no tiene reparos en ir a buscar a su hija a una fiesta, en piyamas o bata. También pertenece al trusaje una mujer que sale a la calle con ruleros y un delantal de cocina.

lunes, 11 de agosto de 2008

Taparraja

(Sustantivo. De tapa y raja= abertura, fisura)

1. Bolsa de plástico pegada con cintas que se utiliza para tapar las aberturas causadas por la rotura de un escaparate.

Por extensión, se llama taparraja a cualquier objeto que se utilice para tapar la abertura en un vidrio o cristal roto, sea una ventana o un vaso.
Las taparrajas son siempre provisorias y antiestéticas.

2. Cualquier objeto que, en las representaciones pictóricas, sirva para disimular los órganos sexuales.

Es común representar a Adán y Eva con sendas hojas en sus partes pudendas. Dado que esas hojas no tienen ninguna función representativa excepto la de censurar una parte del cuerpo humano, cumplen el rol de taparrajas. Lo mismo ocurre en las representaciones en las cuales, por una estudiada casualidad, algo se interpone entre la visión de los genitales.

domingo, 10 de agosto de 2008

Anuvencélico, a

(Palabra y definición enviadas por Bati Duende)

(Adjetivo. Del latín anus: ano, ventus: viento, celo: ocultar):

Persona que hace un constante esfuerzo por disimular la permanente flatulencia que expele su cuerpo.

El anuvencélico perfecto es aquel que arruina el viaje en colectivo y sale limpio de culpa.

Uso: El vecino del 5° A es un anuvencélico. Lo noté ayer en el ascensor.

sábado, 9 de agosto de 2008

Webografía

(Palabra y definición enviadas por Pablo Conte)

(Sustantivo. De web = red y grafía)

Listado de sitios de internet desde donde se extrajeron textos y citas.

Para cerrar una monografía, por ejemplo, además de la habitual "bibliografía" que menciona libros de los que se tomó información, la webgrafía citaría las páginas de la red en las que también se ha abrevado.

[Nota: a pesar de la innegable procedencia anglosajona del término "web", la palabra parece admitir una carta de ciudadanía legítima en el vocabulario español]

[Nota 2: parece estar bien corroborada la información del lector Julio David Auster: existe una palabra más castellanizada para referirse a esto mismo y es la palabra sitiografía. ]

viernes, 8 de agosto de 2008

Multifasto,a

(Adjetivo. Del latín multi = muchos y fastus = fasto [día hábil])

Dícese de la fecha en la que los números del día, del mes y del año se repiten.

El día de hoy es multifasto: 8/8/08.

Según ciertas creencias new age, los días multifastos son propicios para los casamientos, para los emprendimientos importantes y para comenzar una nueva vida; o -por el contrario y según otras opiniones- en esos días pueden gestarse grandes desgracias, todo puede salir mal o puede sobrevenir un rebuscado apocalipsis.

Como en cualquier día.

jueves, 7 de agosto de 2008

Venustipar

(Verbo. Del latín venustus = atractivo físicamente e inops = pobreza, indigencia)

Pretender la seducción de alguien a través de un recurso mínimo y básico.

El venustipador cree que el pelo limpio y la camisa planchada ya son suficientes para que las mujeres caigan a sus pies. Supone que aquello con lo cual está mínimamente decente sirve de infalible herramienta para la atracción del sexo opuesto. Si se baña muy de vez en cuando, tiene la falsa creencia de que cada vez que se bañe, las mujeres repararán en ese detalle y le harán saber cuán atractivo es. Si no se baña pero disimula su hedor con una colonia, creerá que las mujeres se acercarán atraídas por el increíble perfume. Si se aprende de memoria un par de frasecitas cómicas, creerá que ese recurso será el firme caballito de batalla para lograr una conquista amorosa.

Se podrá pensar que este recurso es inútil para ambos sexos. Sin embargo, si bien las mujeres no son engañadas por un detalle ocasional, los hombres caen como chorlitos ante cualquier atributo momentáneo de una dama. Un peinado, un poco de maquillaje, un comentario gracioso y/o una prenda bonita lucida ocasionalmente, bastan para que un tujero se vea seducido sin remedio. Los hombres sólo pueden conquistar a una dama luego de pacientes, precisas y prolongadas pruebas. Las mujeres pueden conquistar a un caballero con sólo una mirada o un maquillaje torpemente aplicado.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Diamignosia

(Sust. del gr. diá = a través; = no, y gignosco = conocer)

Creencia falaz según la cual el desconocimiento de una cosa implica (o viene implicada por) el desconocimiento de muchas otras.

La definición es un tanto árida.

Vamos a intentar aclararla con algunos ejemplos: un marido, hablando de su mujer, dice: "Ella es un ama de casa terrible; no sabe ni cocinar un huevo frito". Con esta expresión, el marido machista quiere implicar que su mujer -dado que no puede cocinar un huevo frito- no sabe cocinar otros alimentos, no sabe planchar, no sabe limpiar, no sabe hacer las compras y no sabe cuidar de los hijos. Pero es evidente que, quien no sabe hacer un huevo frito no necesariamente no conoce otras cosas relacionadas con la cocina o con otras tareas domésticas. El marido que tiene esta particular creencia sufre de diamignosia.

Veamos otro ejemplo.
Un plomero le dice a su cliente: "No puedo arreglarle el bidet; tiene un problema más complicado y con las herramientas que tengo ahora no hay manera de desarmarlo". El cliente despide al plomero y luego le dice a su vecino: "Este plomero es un desastre. No sabe ni arreglar un bidet". Aunque el plomero dejó en claro que su impedimento se dio en ese caso particular, el diamignósico cree que, si alguien no pudo sortear un obstáculo una vez, entonces no podrá sortear otros obstáculos más complicados en el futuro.

Como se verá, la diamignosia se caracteriza por la utilización de la partícula conjuntiva negativa "ni": "Ni un huevo", "Ni un bidet". Por eso, al afectado de diamignosia se lo suele llamar "Nista". El nista cree que todos los campos de acción exigen una jerarquía de saberes y que la imposibilidad de hacer algo en una circunstancia determinada, necesariamente inhabilita para hacer otras cosas en otras circunstancias.

Por el contrario, la diamignosia no es falaz y puede aplicarse a la perfección cuando ciertos saberes -sobre todo teóricos- son escalonados. Si un matemático no puede resolver una simple operación aritmética o si un doctor en lingüística desconoce usos básicos del lenguaje, entonces estamos justificados al desconfiar de su competencia en otros saberes más complejos. Sin embargo, aun en estos casos hay que ser cauteloso: un genio en matemáticas puede tener un impedimento con las operaciones sencillas, y un lingüista no necesariamente debe hablar bien. Si bien los impedimentos básicos son indicadores a los que hay que prestar atención, no siempre revelan una auténtica impericia.

Es común que se haga preguntas capciosas para "medir" el nivel de conocimiento de las personas supuestamente eruditas. A un reconocido literato se le puede preguntar quién escribió El Jardín de los Senderos que se Bifurcan y puede contestar mal. Esa sola pregunta -con esa sola respuesta errónea- no es suficiente para hacer la afirmación nista: "No sabe ni quién es Borges".

Excepto algunas mentes privilegiadas, todos tenemos falencias básicas aun en aquellos ámbitos en los que nos jactamos de ser expertos.

(Nota: un par de lectores señalan que la partícula negativa "mé", presente en esta palabra, es incorrecta, pues sólo puede anteponerse a un verbo en subjuntivo y parece que "gignósco" no está en subjuntivo. Los lectores proponen cambiar "mé" por "oú", forma más correcta. De todos modos, podemos imaginar que en la etimología primitiva de la palabra, "gignósco" sí estaba en alguna forma de subjuntivo.)

martes, 5 de agosto de 2008

Enchefar

(Verbo. De chef. Sustantivo: enchefamiento)

(Se utiliza de manera elogiosa)

Dar un toque de jerarquía a una comida sencilla.

Si el enruculamiento es un artificioso engaño para ocultar una comida ordinaria, el enchefamiento es una sutil diferencia que mejora notablemente el aspecto, el sabor y la calidad de un alimento. Una ensalada de lechuga puede hacerse más robusta, vistosa y exquisita con una cucharada de queso rallado. Una pizza napolitana queda más sabrosa con aceitunas negras antes que con aceitunas verdes. Un trozo de tapa de asado al horno huele mejor si se le agrega ajo, cebolla y morrón.

La línea que separa el enchefamiento del enruculamiento es delgada y discutible. Tomemos los ejemplos anteriores. Si a la ensalada de lechuga le agregáramos, en lugar de queso rallado, un puñado de camarones, estaríamos cometiendo un exceso de estética culinaria y caeríamos en el enruculamiento. Lo mismo ocurre si a la pizza, en lugar de aceitunas, le ponemos alcaparras o si a la tapa de asado la condimentamos con estragón, anchoas y champignones. La combinación de muchos ingredientes de lujo es -casi siempre- síntoma de enruculamiento.

Cuando se enchefa una comida, no se le ponen nombres grandilocuentes. El asado seguirá siendo asado y la sopa, seguirá llamándose "sopa". A veces, claro, un alimento enchefado recibe un nombre enruculado y viceversa.

lunes, 4 de agosto de 2008

Enrucular

(Verbo. De rúcula = variedad de lechuga, eruca sativa. Sustantivo: enruculamiento)

(Se utiliza de manera despectiva)

Dar una innecesaria apariencia de sofisticación a una comida sencilla.

Los restaurantes que quieren jactarse de su cocina, muchas veces presentan platos pedestres y domésticos con nombres o aspectos que en el imaginario de los comensales de clase media suenan a delicados y especiales.

Una ensalada cuyo nombre fuera "Mezcla mediterránea de vegetales verdes" y que constara de lechuga crespa, lechuga romana y lechuga arrepollada. Una porción de hueso con carne que figurase en la carta como "Bistéc Grillado", acompañado de ensaladas clásicas a las que se agregará rúcula o ciboulette. Un plato de polenta con grumos y salsa espesa, pero presentado con unas hojitas de perejil picado y con el nombre de "Polenta Como En El Campo". Todos estos son casos de enruculamiento.

Los snacks y los quesos untables se han venido enruculando de a poco: asistimos ya no a papas fritas o quesos a secas, sino a papas con sabor a jamón serrano o cordero patagónico, y queso con sabor a cuatro quesos. La sofisticación en los adjetivos "serrano" y "patagónico" es excesiva (nadie podría distinguir una papa frita con sabor a jamón "serrano" de una que tuviera, pongamos por caso, sabor a jamón "madrileño"), y un queso con sabor a cuatro quesos está bordeando la paradoja.

Con pronombre reflexivo, el término se utiliza también para referirse a la vestimenta. Se dice que está "enruculada" una persona mal vestida que se pone algún accesorio muy caro y poco discreto: "Mirá cómo se enruculó la vieja para salir a hacer las compras".

La contracara no despectiva del enruculamiento es el enchefamiento.

viernes, 1 de agosto de 2008

Autobulobio

(Sust. del griego autos = por sí mismo; boulé = voluntad y bios= vida)

Ser que nace por su propia voluntad.

A veces un hijo puede recriminarle a sus padres: "yo no pedí nacer", y en cierto modo está justificado. El niño tiene la intuición certera de que se vio arrojado a la vida por voluntad de otros, o incluso sin ella.

Si existiese un ser que, antes de nacer, pudiese decidir cuándo y de qué manera nacer, sería un autobulobio.

Si suponemos que el alma antes de encarnar fue libre de elegir entre encarnar o no encarnar, entonces todos somos autobulobios y nada tenemos que recriminarle a nuestros padres. Pero si, como en el mito platónico, nuestro alma se ve compelida a encarnar y sólo podemos elegir entre una muy limitada oferta de cuerpos y tipos de vida posibles, entonces no hay lugar para ser autobulobio.