(Sustantivo. Del griego exó = hacia afuera y bállo = arrojar. Sustantivo: exobalia)
Dícese de quien tiene la costumbre de desarmar y desarticular violentamente algo que se está desarrollando.
La imagen más gráfica del exóbalo es el de un futbolista que patea la pelota afuera, muy muy lejos de la cancha. Su acción no permite que el juego se desarrolle; es más, interviene para que todo cese. Desde luego, es posible encontrar exóbalos en muchos otros rubros. Si usted está conversando con alguien ocasional durante una fiesta y solo trata de ser amable, tal vez pregunte: "¿Le gusta a usted más el vino tinto o el blanco?" El exóbalo interviene -es decir, no se rehúsa a responder-, pero su participación le quita todo el estímulo a la charla: "A mí me gusta más Dios". Su respuesta equivale a patear la pelota afuera, y ya no tiene sentido seguir dialogando.
No es que al exóbalo le interese poner su impronta en el ámbito en el que participe (fútbol, conversación o lo que fuera): mas bien parece tener una torpeza proverbial para compartir ciertos códigos. Rompe las reglas de tal modo que, después de su intervención, ya no hay juego posible.
A veces la exobalia es una estrategia retórica para desenfocar drásticamente el ángulo de la conversación: "¿Sabés cuánto me costó esta camisa?". "No sé. Pero parece que el que te la vendió se está culiando a tu esposa".
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