jueves, 12 de julio de 2012

Pusilágrafe


(Adjetivo. Del latín pusillus = pequeño, mezquino y del griego gráphos = escritura, diseño)

1. Dícese del docente que utiliza poco el pizarrón. 

Muchos docentes grafican su dilatada exposición oral en el aula con pequeños e inexpresivos trazos en el borde del pizarrón. Con esos garabatos incomprensibles y miserables, pretenden ilustrar todo el contenido de esa clase. 


2. Dícese de quien suele expresarse con elocuencia en la oralidad, pero no puede ni desea volcar esa elocuencia en un texto escrito.  

Es frecuente encontrar a personas que hacen un excelente uso de la retórica y la persuasión en sus actos de habla, pero que son totalmente inútiles para expresarse por escrito.



3. Dícese del escritor que odia el acto de escribir. 

Hay escritores a quienes les gusta haber escrito, pero detestan estar escribiendo o, peor aun, tener que escribir. Por extensión, también se aplica el término a la persona (sea o no escritor) que debe escribir un texto y vive postergando su ejecución. Las tesis doctorales, los papers de investigación, los informes, los balances, las sentencias judiciales: hay gente a la que se le paga por escribir esos textos, aunque ellos tratan de evitarlo todo lo posible.

4. Persona que no escribe en las redes sociales, aunque participa de ellas. 

El pusilágrafe en esta acepción jamás deja un comentario ni opinión en Facebook. Sabemos, sin embargo, que lee todo lo que se pone, porque un día nos lo cruzamos por la calle y ahí sí, en la oralidad, se atreve a expresarnos lo que opinaba sobre la presidenta, sobre la religión católica y sobre los partidos neonazis. En la red social, por escrito, fue incapaz de explayarse. Ahora, cara a cara, no tiene problemas en declararse en desacuerdo con todo lo que decían Juan, Pedro y María. Pero él, por las dudas, jamás blanquea por escrito ese desacuerdo.


1 comentario:

Grupo de Expertos en Todo dijo...

Tuve profesores similares al descripto, con el agravante que lo que enhseñaba era fìsica, por lo cual los sistemas de fuerzas los aprendí a la idem con un profesor de apoyo cuando tuve que rendir la maldita materia.
Sobre las otras acepciones, tengo un amigo que no usa el medio escrito porque no es capaz de hacer traducciones de los versos que hace al castellano normal (escribe Ñulsolboi, pòngale).
Tipos que odian escribir y que deben hacerlo conozco varios, pero uno ilustre: el juez de paz de mi pueblo en Mendoza que cuando uno iba a pedir un certificado de algo hacìa que el solicitante escribiera èl mismo la nota usando la màquina de escribir del juzgado. Al final sòlo ponìa el sello y la firma.
Los que no hablan en las redes y luego se pronuncian en disidencia conocì a varios. Pero incluso algunos mantuvieron su tesitura àgrafa y comunicativa hasta encontrar otro interlocutor menos impulsivo que yo.