lunes, 20 de junio de 2011

Aguglónimo

(Adjetivo y sustantivo. De a = partícula negativa; Google = motor de búsqueda y del griego ónoma = nombre)

Palabra que no arroja resultados en los motores de búsqueda de internet. 

Para que un término sea un aguglónimo es necesario que no sea una secuencia arbitraria de signos, sino una expresión que parezca ser una palabra de cierto idioma. Por ejemplo, si tipiamos "ñsdlkajfñaseoadkñlsj" es casi seguro que no obtendremos resultados: eso no es un aguglónimo; para que lo sea debe tratarse de una secuencia de signos bien formada. Por ejemplo, "ranotalgema" o "craponópilo" bien podrían ser palabras del español, pero no lo son y de hecho no existen en Google, y por lo tanto se las puede denominar aguglónimas. 
Es notable, sin embargo, que basta con publicar un aguglónimo en un blog (como este) para que deje de ser aguglónimo. Por caso, los dos ejemplos de más arriba ya dejaron de serlo.
La gran mayoría de las palabras de Exonario eran aguglónimos antes de ser publicadas.

Puede llamarse así, también, a una secuencia de palabras cuya combinación no se encuentra en Google, aun cuando las palabras individualmente sí existan.

4 comentarios:

Kevin dijo...

Irónicamente, ñsdlkajfñaseoadkñlsj tiene ahora una entrada en Google

Burnt Out User dijo...

Es algo poético sobre lo que se podría reflexionar, el hecho de que la vida de los aguglónimos en el universo virtual de internet se restrinja únicamente al plano del pensamiento, de lo inmaterial, porque el mismo hecho de que un aguglónimo se materialice en forma escrita implica su automática desaparición. Dejará de ser aguglónimo para siempre. Es como un sueño del que despertamos en el mismo momento que empezamos a sentir que es cierto.

jime rivas dijo...

Qué genio, un honor haberte tenido de profesor. Saludos

Unknown dijo...

Qué gran verdad, Burnt Out User. El aguglónimo es como lo inaudito, que deja de serlo una vez que se pronuncia y alguien lo oye. O como lo impensado, cuya esencia se desvanece precisamente cuando alguien trata de aprehenderlo. Y exactamente lo opuesto que ocurre con el pescado, que sólo lo es una vez en tierra firme; irónicamente, en el océano no hay pescado, sino pescable.
Algo parecido, aunque en otro nivel, ocurre en ciertas culturas con la virtud de las doncellas, que se desvanece, precisamente, cuando se pone en valor.
Interesante reflexión...