(Sustantivo. Del latín legere = leer y terminación -torio que indica despectivo)
1. Dícese del grupo de personas que lee libros y revistas obsoletos.
El legestorio lee revistas "Muy Interesante" del año 1985 en las que se realizan predicciones para el año 2000, o un folleto que explica las nuevas funciones del renault 12, o un libro sobre política internacional del año 1970 en el que advierten la posibilidad de que el comunismo ruso avance sobre latinoamérica. El legestorio se forma una idea anacrónica y distorsionada de su entorno, y es perseguido por fantasmas que desaparecieron hace mucho tiempo.
2. Dícese del grupo de personas que sólo considera auténtico libro al que está impreso en papel.
En esta acepción, el legestorio puede estar actualizado con respecto a las temáticas que lee, pero su idea de "libro" está asociada directamente al papel. No considera que la lectura en computadora sea una auténtica lectura, o que leer un blog sea realmente leer.
Definiciones y términos que no figuran en el diccionario ("Exonario" no figura en el diccionario, pero sí figura en Exonario)
viernes, 26 de abril de 2013
martes, 23 de abril de 2013
Intermituerto
(Adjetivo. De intermitente y tuerto)
Dícese de quien tiene una discapacidad notoria que cada tanto desaparece.
El intermituerto la semana pasada tenía una renguera muy pronunciada y se ayudaba con bastón. Ayer, sin embargo, caminaba perfectamente. Hoy otra vez anda con bastón. Hace unos días estaba sordo. Ayer no. Hoy otra vez es sordo. Hoy a la mañana tenía una hernia. A la tarde había desaparecido. Nunca sabemos si su situación es fingida o real, pero el intermituerto jamás da las explicaciones del caso. Simplemente, vemos que su ceguera total, su parkinson o su neurofibromatosis se han curado de un día para el otro, y nadie le hace preguntas. Pero un tiempo después vuelve a tener todos los síntomas y nos quedamos con la duda de qué demonios pasó en el medio. Quizás se trate de una enfermedad complicada que cada tanto da algún respiro. Quizás hay días en los que está completamente curado, pero tiene la mala suerte de recaer en los mismos síntomas. Quizás sus males son puramente psicológicos o tal vez está fingiendo todo el tiempo, incluso cuando está con buena salud.
Podría haber intermituertos más desconcertantes que los ejemplificados más arriba. Podría ocurrir que a una persona le hayan amputado las piernas y que, a pesar de eso, la veamos caminando por la calle. O que a un manco le vuelva a crecer la mano por un día. O que el tío muerto reviva los viernes a la noche cuando se prepara el asado y el vino.
Dícese de quien tiene una discapacidad notoria que cada tanto desaparece.
El intermituerto la semana pasada tenía una renguera muy pronunciada y se ayudaba con bastón. Ayer, sin embargo, caminaba perfectamente. Hoy otra vez anda con bastón. Hace unos días estaba sordo. Ayer no. Hoy otra vez es sordo. Hoy a la mañana tenía una hernia. A la tarde había desaparecido. Nunca sabemos si su situación es fingida o real, pero el intermituerto jamás da las explicaciones del caso. Simplemente, vemos que su ceguera total, su parkinson o su neurofibromatosis se han curado de un día para el otro, y nadie le hace preguntas. Pero un tiempo después vuelve a tener todos los síntomas y nos quedamos con la duda de qué demonios pasó en el medio. Quizás se trate de una enfermedad complicada que cada tanto da algún respiro. Quizás hay días en los que está completamente curado, pero tiene la mala suerte de recaer en los mismos síntomas. Quizás sus males son puramente psicológicos o tal vez está fingiendo todo el tiempo, incluso cuando está con buena salud.
Podría haber intermituertos más desconcertantes que los ejemplificados más arriba. Podría ocurrir que a una persona le hayan amputado las piernas y que, a pesar de eso, la veamos caminando por la calle. O que a un manco le vuelva a crecer la mano por un día. O que el tío muerto reviva los viernes a la noche cuando se prepara el asado y el vino.
miércoles, 17 de abril de 2013
Ericurria
(Sustantivo. Del latín aes = dinero, cobre y excurrere = escurrir)
Sensación de que el dinero recién retirado del cajero o del banco ya no debe contabilizarse como parte del capital que uno posee.
Suponga que usted revisa el saldo en el cajero automático y le dice "3000 pesos". Saca 1000, imprime el comprobante y el saldo final le queda "2000 pesos". En realidad, usted sigue teniendo 3000. La diferencia es que hay 1000 en su mano y 2000 en la cuenta. Pero por culpa de la ericurria tendemos a creer que los 1000 fuera de la cuenta ya están gastados; no forman parte de nuestro patrimonio y desaparecerán de un segundo para el otro.
La ericurria es la sospecha de que el único dinero real es, paradójicamente, el dinero virtual depositado en el banco.
Sensación de que el dinero recién retirado del cajero o del banco ya no debe contabilizarse como parte del capital que uno posee.
Suponga que usted revisa el saldo en el cajero automático y le dice "3000 pesos". Saca 1000, imprime el comprobante y el saldo final le queda "2000 pesos". En realidad, usted sigue teniendo 3000. La diferencia es que hay 1000 en su mano y 2000 en la cuenta. Pero por culpa de la ericurria tendemos a creer que los 1000 fuera de la cuenta ya están gastados; no forman parte de nuestro patrimonio y desaparecerán de un segundo para el otro.
La ericurria es la sospecha de que el único dinero real es, paradójicamente, el dinero virtual depositado en el banco.
lunes, 8 de abril de 2013
Anicio
(Sustantivo. Del latín a = privación, separación e ire = ir, moverse hacia un lugar. Verbo transitivo: aniciar)
Si el inicio marca la primera fase de un proceso, el anicio es la indefinición, interrupción o indeterminación de un proceso en sus primeras fases.
El fenómeno del anicio es sumamente cotidiano, aunque la definición quizás no permita verlo. Supongamos que usted ha comenzado las vacaciones en su oficina, pero de todos modos debe seguir yendo a limpiarla, a ordenar papeles y a terminar con un trabajo pendiente. En ese caso, oficialmente usted está de vacaciones, pero de hecho ese inicio se ha visto impedido o demorado: sus vacaciones no han comenzado; han aniciado.
Si los alumnos comienzan las clases pero en los primeros días se anuncian huelgas docentes por tiempo indeterminado, podemos decir que no se ha dado inicio al ciclo lectivo, sino que se ha aniciado.
Si se levanta muy temprano a la mañana y a la media hora le da un sueño terrible de manera que duerme cinco o seis horas más, diremos que su día anició temprano, pero se inició luego de esa larga siesta.
La palabra "anicio" permite distinguir entre el comienzo oficial de algo y el comienzo real. A veces las cosas se inician oficialmente sin que se inicien en la realidad: en esos casos no tenemos inicios, sino anicios.
Aunque hay cercanía semántica con la palabra "aborto", esta última se distingue del anicio en que el aborto presupone un nacimiento futuro (de ahí la raíz "orior", 'nacer', presente en "aborto"), mientras que el anicio implica que el nacimiento de algo ya ocurrió, pero las cosas dejan de estar claramente definidas después de ese nacimiento.
Si el inicio marca la primera fase de un proceso, el anicio es la indefinición, interrupción o indeterminación de un proceso en sus primeras fases.
El fenómeno del anicio es sumamente cotidiano, aunque la definición quizás no permita verlo. Supongamos que usted ha comenzado las vacaciones en su oficina, pero de todos modos debe seguir yendo a limpiarla, a ordenar papeles y a terminar con un trabajo pendiente. En ese caso, oficialmente usted está de vacaciones, pero de hecho ese inicio se ha visto impedido o demorado: sus vacaciones no han comenzado; han aniciado.
Si los alumnos comienzan las clases pero en los primeros días se anuncian huelgas docentes por tiempo indeterminado, podemos decir que no se ha dado inicio al ciclo lectivo, sino que se ha aniciado.
Si se levanta muy temprano a la mañana y a la media hora le da un sueño terrible de manera que duerme cinco o seis horas más, diremos que su día anició temprano, pero se inició luego de esa larga siesta.
La palabra "anicio" permite distinguir entre el comienzo oficial de algo y el comienzo real. A veces las cosas se inician oficialmente sin que se inicien en la realidad: en esos casos no tenemos inicios, sino anicios.
Aunque hay cercanía semántica con la palabra "aborto", esta última se distingue del anicio en que el aborto presupone un nacimiento futuro (de ahí la raíz "orior", 'nacer', presente en "aborto"), mientras que el anicio implica que el nacimiento de algo ya ocurrió, pero las cosas dejan de estar claramente definidas después de ese nacimiento.
martes, 2 de abril de 2013
Catonógramo
( Del griego catá = por entero; ónoma = nombre y grámma = letra)
Deletreo que se realiza para desambiguar el propio nombre y, especialmente, el propio apellido.
Cuando nos piden que digamos nuestro nombre, por lo general debemos especificar algunas letras para que no quede mal escrito: "Mazzetti, con dos zeta y dos té"; "Mux, con equis final"; "Lópes, con acento en la 'o' y 's' final"; "Jadzianagnosti. Sí, sí. Con jota, dé, una zeta después de la d, y 'agnosti' al final, como suena". Todas estas aclaraciones, a veces rimbombantes y estrafalarias, son catonógramos. Una peculiaridad del catonógramo es que se convierte en una rutina: quien dice su apellido, de inmediato tiene aprendido su catonógramo, el cual se convierte en una especie de coda obligada posterior a la enunciación del nombre.
Deletreo que se realiza para desambiguar el propio nombre y, especialmente, el propio apellido.
Cuando nos piden que digamos nuestro nombre, por lo general debemos especificar algunas letras para que no quede mal escrito: "Mazzetti, con dos zeta y dos té"; "Mux, con equis final"; "Lópes, con acento en la 'o' y 's' final"; "Jadzianagnosti. Sí, sí. Con jota, dé, una zeta después de la d, y 'agnosti' al final, como suena". Todas estas aclaraciones, a veces rimbombantes y estrafalarias, son catonógramos. Una peculiaridad del catonógramo es que se convierte en una rutina: quien dice su apellido, de inmediato tiene aprendido su catonógramo, el cual se convierte en una especie de coda obligada posterior a la enunciación del nombre.
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