(Sustantivo masculino. Del latín diruptio = explosión y linteum = sábana)
Desprendimiento de las sábanas y cobijas de su sujeción a la cama.
A causa de los movimientos que realizamos mientras dormimos, los vértices superiores del colchón suelen quedar desnudos y la tersura de las sábanas se convierte en una incómoda amalgama de arrugas. La tensión de fuerzas entre las sábanas, el colchón, las frazadas y el cubrecamas, sumados a nuestras prequiversas, pueden provocar un pequeño caos en la mansedumbre y molicie de una cama bien tendida.
Existen camas más dirilínticas que otras. Se necesita de un determinado tipo de colchón, en conjunción armónica con determinada calidad de sábanas y cobijas para que el dirilincio no se produzca. A veces, una frazada muy pesada, un colchón muy bajo o una sábana con elásticos flojos producen una mala combinación que provocan el dirilincio con apenas una vuelta en la cama.
Me encanta este blog!
ResponderEliminarLas palabras que encontras son maravillosas. Ni sabía que existían.
Flor: ¡No existían, son inventadas!
ResponderEliminarsufro de dirilinciofobia!
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