
Mote dado a una persona por una circunstancia azarosa o arbitraria.
A veces estamos haciendo algo que no es habitual: caminamos por los techos para arreglar las fisuras de las chapas, o le tiramos una piedra a un perro en la calle, o le compramos una bicicleta a nuestro sobrino. Pero si justo en esas circunstancias especiales alguien nos ve y nos pone un apodo que haga referencia a tales circunstancias, entonces hemos recibido un aleónimo: "El techista", "El tirapiedras", "El ciclista". Como se verá, el aleónimo nada tiene que ver con la ocupación o la manera de ser de quien recibe el mote, sino mas bien con la infeliz coincidencia de una acción no habitual y un indiscreto observador.
Los aleónimos nunca suelen ser tan inocentes; por lo general, uno recibe el aleónimo gracias a alguna circunstancia negativa de su vida: "El matasuegras" (a quien se le escapó un tiro y mató a su suegra); "El Bochado" (a quien, una vez, desaprobó un examen); "Tropello", (a quien, una vez, atropelló a alguien con su coche por accidente)
(En la foto, Josh Holloway, de la serie Lost, cuyo personaje se encarga de poner todo tipo de aleónimos al resto de sus compañeros)
¡Qué buena definición!
ResponderEliminar¡Qué palabra redondita!
Tengo un amigo librero de Parque Rivadavia y le quedó el mote de "el empanadero" debido a un período cortito de tiempo al que se dedicó al rubro gastronómico.
ResponderEliminarAún hoy, el es conocido como L..., el empanadero
La moraleja sería mas o menos, "Cuidado a lo que te dedicás"
conozco un "el pone huevo", y no por sus dotes futbolísticas, sino porque el padre se dedicaba al reparto de los tales y él le ayudaba... flor de jactónimo.
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